¿Crecerá Estados Unidos imponiendo aranceles?

» Por Luis Fernando Allen Forbes - Director ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare

La economía mundial ha sido sacudida por la administración del presidente Trump al anunciar una imposición de aranceles, creando un ambiente de preocupación e inestabilidad por las consecuencias que podríamos enfrentar, como economías emergentes o bien potencias globales.

Lo que inició en su primer mandato de forma abierta, contra China, continuará, y la “guerra comercial”, se ampliará al mundo, según Trump, en su camino hacer de la economía de los Estados Unidos grande nuevamente, afectando unilateralmente la prosperidad global.

Durante muchos años en diferentes rondas comerciales se habló de reducir los aranceles con el objetivo principal de aumentar el comercio internacional, y mejorar la competitividad de las empresas para generar beneficios económicos.

Esa meta no debe ser descartada por los países de economías emergentes y debe ser liderada por nuevos actores económicos y sociales. La liberalización del comercio en los países importadores a través de la reducción de los aranceles es una cosa buena para todos los países exportadores, ya que mejora sus posibilidades de exportar más y de obtener precios más rentables.

Los Estados Unidos si bien es cierto es una economía muy fuerte y de altos estándares de producción ha tenido grandes problemas con su balanza de pagos que al día de hoy es deficitaria, razón por la cual el presidente Trump pretende darle vida a esa economía mediante la imposición de aranceles.

Según los economistas de Trump este tipo de impuestos permitiría al estado recaudar más dinero para profundizar en más proyectos de investigación, sobre todo si el bien importado es de primera necesidad, ya que su demanda e importación será mayor.

Adicionalmente, la imposición de aranceles mejora la demanda de los productos internos del país, ya que, gracias a los impuestos, los productos exteriores serían más caros y esto conlleva a que no haga competencia a un producto nacional y así la población busque un producto nacional por motivos de precios más económicos y de buena calidad.

Cabe destacar, que, en este contexto, los aranceles crean la ventaja para el país, proporcionando puestos de trabajo, ya que se está fomentando el consumo y producción nacional frente al extranjero, lo cual es un buen incentivo para la creación de empleo, siempre y cuando el mismo sea controlado y no se cree un nacionalismo productivo.

No obstante, los temores no solo vienen por el golpe que sufrirán los exportadores. La nueva guerra arancelaria de Estados Unidos ha provocado incertidumbre en los mercados, pausa en las inversiones, dudas sobre el futuro del tipo de cambio y ansiedad, sobre cómo responderán los países más afectados.

Finalmente, Latinoamérica queda en una posición relativa favorable en relación con otras regiones del mundo, porque se abre una oportunidad en América Latina para ganar participación en las importaciones a los Estados Unidos a costa de otros países.

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