Costa Rica y las Universidades Públicas frente al Trumpismo 2.0

» Por Dr. Saul Calderon - Profesor e investigador del TEC

Costa Rica ha apostado durante décadas a un modelo económico basado en la atracción de inversión extranjera, relegando a un segundo plano el fortalecimiento de sus capacidades productivas locales, su mercado interno y sus propias necesidades. La fragilidad de esta estrategia se hace evidente en el contexto actual, donde la economía mundial experimenta profundos cambios, como la re-localización de industrias y la expansión de políticas proteccionistas en las principales economías globales. Estas tendencias, que ya existían en países centrales (Por ejemplo, EUA utiliza intensivamente el mecanismo del subsidio a sus productores agrícolas, prohíbe la compra de acciones a gran escala por empresarios extranjeros de empresas privadas que considera estratégicas, etc.), se están intensificando, dejando en evidencia la vulnerabilidad de economías altamente dependientes como la costarricense.

Estados Unidos enfrenta una creciente competencia económica con China en sectores estratégicos como tecnologías digitales, automóviles eléctricos e industria ferroviaria. A nivel social, China ha alcanzado un promedio de vida similar al de Estados Unidos a pesar de tener un PIB per cápita significativamente menor. Las recientes medidas proteccionistas impulsadas por la administración estadounidense reflejan intentos por frenar esta tendencia. Sin embargo, estas restricciones no solo afectan a China, sino también a Europa, México, Canadá y otras economías con las que Estados Unidos mantiene relaciones comerciales.

Esta escalada de la guerra económica acerca a un mediano plazo Estados Unidos pase de una competencia meramente económica a una confrontación militar. Una eventual guerra de gran escala afectaría de manera desproporcionada a países con economías dependientes como Costa Rica y pondría en riesgo la estabilidad global, tal como ha advertido recientemente el profesor Jeffrey Sachs.

Ante este escenario, resulta crucial que Costa Rica y, en un sentido más amplio, la región latinoamericana, impulsen una estrategia de fortalecimiento de sus capacidades productivas locales y regeneración de su tejido industrial. Esto no implica rechazar la inversión extranjera, sino integrarla dentro de una política que priorice el desarrollo local y regional. Un ejemplo exitoso de este enfoque es el caso de China, que ha permitido la inversión extranjera en su industria automotriz bajo la condición de que las empresas extranjeras colaboren con entidades estatales y privadas locales. Este modelo ha permitido combinar la inversión externa con el fortalecimiento de la industria nacional.

En cuanto a la creciente tensión geopolítica, tanto Costa Rica como el resto de Latinoamérica deben asumir una posición de neutralidad y no alinearse con ninguna de las potencias en disputa. Sin embargo, decisiones recientes del gobierno costarricense, como lo es el caso del sector de tecnologías de telecomunicaciones, evidencian una inclinación clara hacia uno de los bandos, lo que podría aumentar la vulnerabilidad del país en un contexto de escalada global.

Las universidades desempeñan un papel fundamental en la reconfiguración del modelo económico costarricense. Es imperativo promover un análisis crítico del actual enfoque neoliberal, el cual ha priorizado la inversión extranjera en detrimento del desarrollo productivo local. La academia debe liderar propuestas que fomenten el crecimiento de industria nacional con alto valor agregado, así como el fortalecimiento del mercado interno para responder a las necesidades del país y la región.

Además, es crucial que las políticas públicas aborden de manera prioritaria desafíos como el cambio climático, el acceso a la salud y el aumento de la desigualdad. Esto requiere la definición de metas claras a corto, mediano y largo plazo, junto con mecanismos de inversión pública para su cumplimiento. En este sentido, la inversión en investigación y desarrollo (I+D), canalizada a través de las universidades públicas, es un componente estratégico. Sin embargo, los recientes gobiernos costarricenses han mostrado escasa comprensión de esta necesidad, limitando significativamente los recursos destinados a la ciencia y la tecnología.

Costa Rica enfrenta una encrucijada histórica. Continuar apostando a un modelo económico altamente dependiente de factores externos aumenta su vulnerabilidad ante los cambios globales. Es necesario transicionar a un modelo alternativo, que tenga como meta fortalecer su capacidad productiva local y capacidad de generación de conocimiento, para enfrentar de manera estratégica los retos abiertos.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@nuevo.elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

Últimas noticias

Te puede interesar...

Últimas noticias