Costa Rica tal como es…

» Por Marisol Chévez Hidalgo - Licenciada en filosofía Universidad de Costa Rica

El actual clima político-económico y social del “País más feliz del Mundo”, alrededor de esta huelga de carácter nacional y desde su núcleo, es tan diverso como su idiosincrasia e incluye a todos los sectores de la sociedad civil, más allá de lo que se pretenda desestimar como cierto. Debido a que solo basta con apreciar la paralización de prácticamente la mayoría de los servicios públicos, especialmente en las áreas de salud y educación a pesar de los titánicos esfuerzos, efectuados principalmente por parte de diferentes cuadros del Gobierno de Unidad Nacional, centrados en argumentar que aquí no está pasando nada y que todos continuamos trabajando y funcionando, con plena normalidad cuando en realidad eso no es cierto.

A lo interno de ésta Nación, el problema del déficit fiscal no se presenta ajeno para nadie; es más, se concibe y analiza desde todos los ámbitos de la población, llámense éstos empleados públicos o privados, desde los diferentes espectros políticos-sociales y económicos que constituyen a éste Estado Social de Derecho; donde en rio revuelto ganancia de pescadores. Porque la polarización del discurso, ha logrado una sola cosa y ésta es, al igual que en las pasadas elecciones presidenciales, dividir y fragmentar desde la economía hasta la sociedad.

Siempre hemos sido muy atinentes en identificar los problemas ajenos de otros países de la región e incluso fuera de ésta, aunque no así nuestras propias falencias y errores, los cuales nos cobrarán una factura muy alta a todos en muy corto tiempo, a pesar de que se apruebe o no el actual proyecto de reforma en las finanzas públicas del Estado. Ya que la disparidad e inequidad social existentes, se han instaurado desde el discurso hasta la práctica y no muestran, ni siquiera concientizar y menos solidarizarse, con las clases más desfavorecidas que desde ya, son las más afectadas en el terreno económico a vista de los especialistas en el tema, sean éstos nacionales como extranjeros.

Ésta Costa Rica del Bicentenario, para algunos se muestra muy inestable en consonancia con los movimientos sociales, presentados en toda América Latina y que evidencian una falta de rumbo en cuanto a las finanzas de ésta Nación y otros temas álgidos de nuestra idiosincrasia, que a pesar de ser reconocida en el pasado por su prestancia al diálogo y paz social, en la actualidad se muestra ajena y permeada también por el fenómeno llamado globalización, con todos sus aciertos y desaciertos en materia económica, política y social.

Como costarricenses, no podemos seguir pensándonos desde una Segunda República esa de 1948, la cual fue construida por nuestros padres y abuelos, desde el ámbito económico de un país cafetalero, tan saqueado políticamente hablando, por uno u otro gobierno. Porque aquella realidad correspondía a una etapa completamente ajena, donde la actual coyuntura y déficit fiscal, ni siquiera se habían asomado en un futuro cercano.

Por ello, debemos ser conscientes de que primero éste país ya no es el mismo y ha evolucionado al igual que todos nosotros, así que no podemos seguir apelando a una idiosincrasia que ya no existe en lo económico-político y social. Y menos después de la reforma al Artículo Primero de nuestra Carta Magna que nos declara, tanto multiétnicos como pluriculturales y frente a la cual, debemos asumir lo que esto significa en todos los aspectos de ésta democracia representativa y principalmente en el desarrollo de su economía.

Las nuevas generaciones deben atribuirse los cambios y ajustes frente a semejante transformación, pero sin miedos y con responsabilidad social, mientras que los costarricenses de antaño, tienen que aprender a mirar el futuro desde otra perspectiva, sin olvidar quiénes somos y de dónde venimos, como responsables y participes de alimentar las próximas luchas sociales en pro del bien común.

Porque la brecha social en Costa Rica, pese a lo que se diga y venda hacia afuera, no se ha reducido en los últimos años, más bien ha crecido y sigue alimentándose debido al clientelismo político de vieja data, el cual tiene tomado el discurso en cuanto a la equidad social en ésta huelga de carácter nacional, donde los sectores más privilegiados y me refiero a los asalariados y pensionados de lujo, no quieren hacer ningún sacrificio.

La Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional, Instituto Tecnológico, Universidad Estatal a Distancia, Recope, Corte Suprema de Justicia, por mencionar algunos gremios, deben de predicar con el ejemplo y poner un tope a esos pluses y salarios exorbitantes,  que defienden a todas costa sus sindicatos, al igual que las grandes cooperativas y el sector empresarial tanto nacional como de extranjeros, los cuales no quieren pagar ningún tipo de impuestos, atentando contra la libertad, igualdad y fraternidad, como base constitutiva de toda ética en democracia.

De tal forma es necesario repensar a Costa Rica y sus garantías sociales, pero en beneficio de todos los costarricenses y no en detrimento de una parte de la sociedad que se encuentra catalogada, como la menos privilegiada.

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