Ha correspondido a esta Asamblea Legislativa velar por la solidez del Estado costarricense.
Quiero agradecer a las diputadas y diputados que han asumido su responsabilidad con la historia. Nos hemos constituido en columna vertebral de nuestro sistema democrático. La reforma reglamentaria y la modificación a leyes constituyen pasos irreversibles para preservar la marcha institucional e idear la acción del país, en beneficio de la justicia social.
Una vez más, hemos sabido que Costa Rica es primero. La bandera de la Patria ha ondulado por encima de las partidarias. Hemos entendido que legislar es para proteger y beneficiar a todos los compatriotas.
Esta crisis ha mostrado de lo que somos capaces los costarricense. En toda oportunidad, en que se nos ha presentado una coyuntura, entre la vida y la muerte hemos optado por la vida. Es la salud de las personas y la salud de la Patria lo que ha estado en juego. Hemos respondido con liderazgo y con acierto. Somos una gran familia y arrumbamos por un mismo destino.
Si vinieran más exigencias, estamos preparados. Sientan en sus corazones la tranquilidad de que hemos hecho bien las cosas. Tengan a sus familias en hogar seguro. Con el Papa Francisco recuerdo ese diálogo de cuando el roble pide al almendro: “Háblame de Dios”. Y el almendro floreció.
