Solo unas horas después que en Ecuador un escuadrón de delincuentes mortalmente armados irrumpió en un programa de televisión en vivo, brotaron como esporas algunas voces que afirmaron que Costa Rica, iba aceleradamente tras los pasos de Ecuador y se convertiría a corto plazo en un narco-Estado.
La primera en desbocarse con su nuevo rol de ‘influencer’ político/analista, fue la ex presidenta de agridulces recuerdos de su gobierno Laura Chinchilla, especialista ahora en buscarle tres patas a la mesa, sabiendo que tiene cuatro.
Fue precisamente en la administración de esta señora que por acción y omisión, dejó que las decisiones que tuvo que tomar frente al avance del narcotráfico en el país, hayan tomado en precario los controles para la exportación y distribución de cocaína en los principales puertos del país.
Esa misma conducta, fue clonada ipso facto por diputados bombetas, por los ya conocidos especialistas de 3×1 que en sus cansinos y estériles análisis, adornaban con basura la posibilidad que esa realidad se repita en nuestro país, para verlo trágicamente sumido en el caos y que aumente el derramamiento de sangre.
No podemos negar que muchos de los males que aquejan a Latinoamérica hoy en día, se repiten como en el caso del narcotráfico y sus múltiples tentáculos en muchas partes del mundo, y Ecuador y Costa Rica no son la excepción. Pero de ese hecho a desear cual profetas del mal que nuestro país gemelee esa realidad, hay mucha tela que cortar y en ese escenario, no podemos permitir que siga avanzando.
En respuesta y como rechazo a los hechos, el Gobierno de la República lanzó hace meses el conocido programa Costa Rica Segura + la que como parte de sus acciones está la instalación de escáneres en los principales puertos del país para combatir frontalmente la exportación de cocaína a través de contenedores aliñados del fatal producto.
En esa oportunidad, se instalaron dos escáneres en Puerto Limón y la Guardia Civil tomó el control con más de un centenar de efectivos, la custodia y revisión de cada uno de los contenedores que salen al exterior.
Luego de unas semanas de la instalación del equipo, los resultados fueron tangibles, asestando duros golpes en el decomiso de la droga y la persecución y la apertura de procesos judiciales a los autores intelectuales.
Pero no todo estaba resuelto, producto de sabotajes directos al sistema de cómputo y la fallida acción de destruir las instalaciones mediante el choque con un tráiler, lograron evadir los controles y pudieron salir hacia Europa dos o tres contenedores con varias toneladas de clorhidrato de cocaína.
En esa ocasión y de manera perversa, los desenmascarados del periodismo local, celebraban con tintes de paroxismo los actos delictivos del narcotráfico como un triunfo, con el claro objetivo de basurear el trabajo que el Gobierno lleva a cabo.
Para reforzar el control portuario, el Ejecutivo envió la solicitud respectiva a la Contraloría General de la República para así proceder e instalar de más escáneres en Peñas Blancas, Paso Canoas, Puerto Caldera y el aeropuerto Juan Santamaría y basada en subjetivos criterios técnicos, negaron dar curso a la solicitud del Ejecutivo y frenaron la compra.
En ese mismo espíritu, haciendo olas de fango y soplando brasas a las herejías dichas por Chinchilla, se sumó el comunista de probeta Vladimir de la Cruz, atorado del micrófono en un desafortunado programa radial, donde hizo graves y temerarias afirmaciones, de un supuesto pacto entre el Gobierno y las bandas internacionales del narcotráfico.
Añadió Vladimir entre otras cosas, que en el primer trimestre del año 2024 el acuerdo producto de negociaciones hechas con el Gobierno y el narcotráfico de repartirse el país por zonas como un pastel de cumpleaños, iba a tener como resultado una tregua en la guerra entre bandas criminales.
En respuesta a sus imprecaciones, el señor de la Cruz recibió la advertencia por parte del Gobierno que tendría que retractarse de lo dicho, o enfrentarse a los Tribunales de Justicia en una firme señal del Gobierno para frenar de una vez las dañinas mentiras.
No permitamos ser confundidos, mucho menos engañados; Costa Rica no es Ecuador y si de algo debemos sentirnos orgullosos los costarricenses de ser semejantes a ese hermoso país, es de su belleza natural como la Isla Galápagos, el Parque Nacional Cotopaxi, su cultura diversa producto de la herencia indígena, española y africana, además de su gente amable y hospitalaria dignas de imitar en cualquier parte del mundo.