Costa Rica necesita avanzar a una cultura emprendedora de la mano con la innovación

Haciendo una recopilación de datos, observamos que desde el año 2019 Costa Rica descendió del lugar 55 al 68 en el índice de Innovación Global, según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.  Con esta caída de 13 puestos, pasamos de terceros a séptimos a nivel regional. Mi pregunta es ¿Qué estamos haciendo mal?

La insuficiente generación de innovación me hace ver que, en lugar de avanzar, vamos para atrás, a pesar de que el indicador muestra una buena posición en lo que se refiere al marco institucional, especialmente lo que tiene que ver con política favorable para los negocios y la seguridad jurídica (en eso calificamos de 44 de 132). No obstante,  los defectos más notables tienen que ver con las oportunidades de crédito para “start ups”, especialmente lo relacionado con capital de riesgo y capital semilla (calificamos de 106 de 132); y lo que tiene que con el diseño de “productos creativos” derivados de nuevos “activos intangibles” con base en el conocimiento y la tecnología (nuevamente 106 de 132). Me parece que estamos enfocados en programas de pequeña envergadura, generalmente planes “pilotos” que no terminan de germinar en potentes programas. Sin duda, Costa Rica esta para más pues existen muchas oportunidades de mejora; sin embargo, el archipiélago institucional que existe estanca, limita y detiene la innovación en el país, ya que muchos emprendedores prefieren abandonar sus proyectos por la burocracia, desconocimiento  y falta de apoyo que existe en esta materia.

No podemos seguir con mas planes pilotos, urge un salto adelante, a la innovación, dar espacio a la creatividad y quitar las cadenas para que las nuevas generaciones puedan emprender desde las aulas, que las empresas den espacios de intraemprendimiento y que las Universidades sean laboratorios donde se confeccionen productos a las medidas para los emprendedores, para la creación de más y mejores empleos que tanto necesita el país, pero con una visión emprendedora.

En el mundo competitivo de hoy, las empresas deben sobresalir para crecer. Se requiere dejar a un lado los esquemas cuadrados del pasado y adaptarse a un mercado en constante evolución. El éxito de una empresa depende de la habilidad de su equipo de trabajo para innovar en sus productos, servicios y adaptar sus procesos a las nuevas tecnologías de la información y comunicación.

La capacidad de una empresa para enfrentar los retos de esta nueva era requiere de una cultura emprendedora, es decir, aprender a identificar las oportunidades del entorno para generar negocios, por eso hoy más que nunca la triple hélice (gobierno, academia y sector privado) deben de caminar de la mano para la creación de más empresas y oportunidades en el gran parque empresarial y caminar a la formalidad para dejar de seguir de manera empírica.

Esto implica ser flexible, atreverse a experimentar y arriesgarse cuando sea necesario, adaptándose rápidamente a los cambios.

Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.

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