Coldplay: La glorificación de los tontos útiles

» Por Marco Anatoly León - Comunicador y estudiante de Licenciatura en Derecho en ULACIT

Coldplay nos ha regalado un puñado de canciones memorables y ha cosechado una legión de seguidores fieles. Eso, nadie lo discute. Pero cabe preguntarse: ¿su éxito multimillonario los acredita como analistas de dilemas geopolíticos? ¿O los convierte en jueces imparciales de crímenes de guerra? Insisto: ¿será que, por un extraño hechizo musical, estas estrellitas de la farándula se han transformado en infalibles árbitros de la moral planetaria? ¡Por supuesto que no!

Y es precisamente por esa razón que el gesto improvisado, gratuito y deplorable por parte de  Chris Martin, cantante de esta agrupación inglesa, en el que salieron expuestas y avergonzadas dos muchachas provenientes de Israel, resulta doblemente indignante.

Durante el concierto del 31 de agosto de 2025 en Wembley (Londres), el señor Martin invitó al escenario a dos jóvenes fans, identificadas posteriormente como Avia y Tal. Y en ese momento, ocurrió algo inesperado: las  jóvenes fueron abucheadas por un nutrido grupo de los asistentes al recital, pues ellas cometieron el horrible pecado de identificar a Israel como su país de origen, tras responder una pregunta del afamado interprete.

Imagínese usted: una multitud de 90 000 personas abucheándolo a usted, no por su mal desempeño, o por causa de crímenes comprobados, sino por el simple hecho de tener la nacionalidad que un sector de ignorantes y matones, considera correcto odiar y despreciar. Eso le arruina la noche a cualquiera (New York Post, 2025; The Jewish Chronicle, 2025).

Visiblemente incómodo, Martin intentó calmar los ánimos con una declaración tan torpe como innecesaria:

“I’m very grateful that you’re here as humans. We are treating you as equal humans on earth, regardless of where you come from. Although it’s controversial, maybe, I also want to welcome people in the audience from Palestine… I believe that we’re all equally human” (The Times of Israel, 2025).

Y entonces, millones de personas nos preguntamos: ¿Quiénes son los miembros de Coldplay para otorgar certificados de humanidad? ¿Desde cuándo la dignidad israelí requiere validación de una banda que hace años dejó atrás su mejor momento musical?

Crítica feroz desde la comunidad y los medios

Tratar a dos ciudadanas israelíes como si su humanidad necesitara verificación y aprobación por parte de un grupo de jueces nazis de utilería, es sentar un precedente inaceptable.

Lo ocurrido, más parece una obra de teatro de muy mal gusto, escrita por los amos judeofóbicos que gobiernan las mentes de muchos tontos útiles, que se deleitan celebrando estos ataques, mientras desparraman el odio en contra de Israel, en cualquier espacio que encuentren.

Y por supuesto las reacciones de la prensa y las redes sociales, no se hicieron esperar.

El New York Post calificó lo sucedido de “mortifying” y “dehumanizing” (2025). El Jewish Chronicle fue aún más directo: “Instead of defending them, Chris Martin ‘balanced’ it by greeting Palestine then told the girls, we are treating you as humans of this earth” (2025).

El Hindustan Times también se sumó a la crítica:

“Israelis should be allowed to celebrate their identity on stage without having to be reassured by a celebrity that they’re ‘human’” (2025).

Y Page Six lo resumió como lo que fue:

“This was a tactless misstep that further tears people apart and deeply hurts some of your most loyal fans” (2025).

Como si fuera poco, el Jerusalem Post recogió el testimonio de una de las jóvenes víctimas del desaguisado:

“It’s a little scary that 90,000 people knew we’re from there, but we said it” (2025).

Queda claro: la indignación es mundial.

Visión jurídico-artística

Como estudiante de Derecho, puedo advertir con claridad: exponer a jóvenes a una humillación en masa y convertir su identidad en chivo expiatorio podría incluso ser materia de responsabilidades civiles y penales. El derecho a la dignidad y seguridad, no es un accesorio de escenario: es sustento de justicia y convivencia que debe ser protegido en espacios públicos y privados. Esto a pesar de algunos sientan que su fama y fortuna, los hace inmunes a la responsabilidad generada por sus actos u omisiones.

El artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (United Nations, 2020). La forma en que Martin condicionó esa igualdad a un “recordatorio” público contradice no solo el espíritu artístico de fraternidad, sino principios jurídicos fundamentales.

Además, Martin con su “equilibrio” forzado, introduciendo el tema Palestino en la ecuación, fue una caricatura de lo político. Hannah Arendt ya lo había advertido: la banalización de lo político en el espectáculo, reduce los dramas humanos a chistes de cafetín, propios de idealistas en bancarrota. (Arendt, 1963/2006).

Como artista, me horroriza este espectáculo tragicómico que revela un sentido de superioridad moral totalmente injustificado y una enorme arrogancia, sustentada en asistir a muchas fiestas post concierto y a muy pocas bibliotecas.

Lo sucedido no puede leerse en el vacío. Se inserta en un contexto de creciente hostilidad contra todo lo que represente a Israel o el judaísmo, en espacios culturales mundiales. En vez de usar su plataforma y su poder, para proteger a dos jóvenes de un linchamiento simbólico, Martin prefirió la ruta más cómoda: el aplauso fácil y el relativismo simplista.

Pero la cultura —y en particular las artes escénicas— debería servir como espacio de resistencia contra la deshumanización, no como vehículo para disfrazarla. Por eso, resulta irónico que un artista con canciones sobre unidad y amor, divorciado por cierto, de una mujer orgullosamente judía, haya protagonizado un episodio tan cargado de prejuicios y torpeza moral.

Recado para el que canta

Chris Martin, 48 años: si tu intención era posar de iluminado justiciero, te salió tan mal que tu concierto casi se convirtió en un mitin de la organización judeofóbica más ignorante y falta de higiene personal. Recuerda que tienes dos hijos judíos, Apple y Moses. ¿Te gustaría que alguien los sometiera a humillación y juicio, solamente por su origen y la historia cultural que los acompañará toda su vida?

Y a quienes bailan el vals del odio contra Israel les digo: lo que hacen no es un festejo de libertad, es una bomba de tiempo moral. Cada discurso de odio deja cicatrices y consecuencias insospechadas y esta maldad empieza con Israel pero luego alcanza a otros grupos humanos, es una historia antigua, que se repite una y otra vez.

El arte no necesita relativismo cobarde, sino coraje ético y honestidad intelectual. Y tal parece que Coldplay anda muy urgido de ambas cosas.

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Referencias

Arendt, H. (2006). Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal (3.ª ed.). Lumen. (Trabajo original publicado en 1963)

Hindustan Times. (2025, septiembre 1). Israeli fans booed at Coldplay concert after revealing nationality. Hindustan Times.

Jerusalem Post. (2025, septiembre 1). Israeli fans booed at Wembley during Coldplay show. The Jerusalem Post.

New York Post. (2025, septiembre 1). Coldplay slammed after Israeli fans booed at Wembley. New York Post.

Page Six. (2025, septiembre 1). Coldplay faces backlash over treatment of Israeli fans at Wembley concert. Page Six.

The Jewish Chronicle. (2025, septiembre 1). Chris Martin accused of dehumanizing Israeli fans during Coldplay concert. The Jewish Chronicle.

The Times of Israel. (2025, septiembre 1). Coldplay’s Chris Martin welcomes Israelis, then Palestinians, during London show. The Times of Israel.

United Nations. (2020). Universal Declaration of Human Rights. United Nations. https://www.un.org/en/about-us/universal-declaration-of-human-rights.

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