El pasado mes de julio se demostró lo vulnerables que son nuestras ciudades al cambio climático. Hubo graves inundaciones en nuestro país, así como en Alemania y China, lo que demuestra los grandes desafíos que enfrentan nuestras ciudades para combatir los desastres naturales. Claro está que siempre ha habido inundaciones y crecidas de los ríos, pero con el cambio climático, todos estos fenómenos naturales se producen y seguirán produciéndose con mucha mayor intensidad y frecuencia.
Sin embargo, en el campo de la planificación urbana hay una nueva visión que pretende combatir el cambio climático, fomentando la infraestructura verde en las ciudades para manejar el agua de forma descentralizada y reducir la congestión de los acueductos. La infraestructura urbana verde consiste en instalar áreas naturales cubiertas por naturaleza, para que, durante las fuertes lluvias que recibe nuestro país, el agua se almacene subterráneamente en estas zonas. De esta forma se puede hacer un manejo eficiente y lograr evitar inundaciones, gastos extra para desviar el agua y sobrecargas en el sistema de acueductos.
A esta solución técnica implementada ya por muchas ciudades europeas y asiáticas se le llama “la ciudad esponja”. El método se basa en dos simples conceptos: almacenamiento de agua durante las fuertes lluvias y liberación de esta durante los periodos secos. Algunos elementos incluidos en las ciudades esponjas son pavimentos permeables al agua, cunetas de infiltración, refrigeración por evaporación, biotopo de humedales, cisternas subterráneas, vías de drenaje de emergencia, techos y fachadas verdes y trincheras para árboles.
Por otra parte, las áreas verdes también disminuirán el calor en zonas pobladas. Como se puede reconocer en mapas de calor en áreas urbanas, en las zonas densamente pobladas con abundante infraestructura, la temperatura relativa puede subir hasta 7 grados mas que en áreas cubiertas de naturaleza. A este evento de se le llama el efecto de la isla de calor urbana (ICU), el cual podría ser eficazmente mitigado con la ayuda de infraestructura verde. Esto se debe a que los espacios verdes generan evapotranspiración, lo cual enfría y refresca el ambiente a su alrededor.
Otro ejemplo de como se puede adaptar una ciudad al concepto de la ciudad esponja se encuentra en la ciudad de Utrecht, Holanda. Aquí, el gobierno lanzó en el 2019 una campaña para enverdecer los techos de las casas privadas. Esto lo han hecho con el fin de atraer fauna en la ciudad para crear puntos naturales distribuidos por toda la región, almacenar agua en eventos de excesos de lluvia y proporcionar refrigeración en los días calurosos de verano. Un estudio de la Universidad de Utrecht evidenció que los techos verdes pueden disminuir hasta 5 grados relativos en la temperatura de la vivienda y alrededores.
En Costa Rica estamos a tiempo de rediseñar nuestro planeamiento urbano y aplicar soluciones sostenibles para el uso responsable del agua. Al ser un país vulnerable a los excesos de agua e inundaciones, debemos optimizar y desarrollar nuestra infraestructura verde para aplicar medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Si logramos adoptar técnicas sensibles al agua, podremos combatir eficazmente problemas de inundaciones y otros riesgos relacionados al exceso de agua, y se podrá utilizar este recurso a nuestro favor para proveer refrigeración, irrigación y otros usos domésticos.
—
Los artículos de opinión aquí publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de EL MUNDO. Cualquier persona interesada en publicar un artículo de opinión en este medio puede hacerlo, enviando el texto con nombre completo, foto en PDF de la cédula de identidad por ambos lados y número de teléfono al correo redaccion@elmundo.cr, o elmundocr@gmail.com.