Usar Netflix para ver la película “El Fundador” mientras corro 12 kilómetros en una máquina caminadora. Eso es algo que sólo el capitalismo podría lograr.
La película relata la historia de cómo surgió McDonald’s. Los creadores, Dick y Mac McDonald, narran la experiencia que tuvieron durante las primeras etapas de su restaurante. Vieron un problema en el mercado: tomaba mucho tiempo para pedir una orden de comida, y cuando la obtenían, probablemente no era lo que pidieron. El ambiente no era el indicado para las familias. También se requería muchos empleados para llevar a cabo un proceso que al final resultaba ser ineficiente. Es así como les surgió la idea de crear un “Speedy system”. Un sistema automatizado con máquinas que, no solo reducían el tiempo de preparación por hamburguesa, sino que también reducía su costo. El sistema requería menos empleados, pero los que sí tenía sabían su función específica y entendían la importancia que tenían en el proceso.
El resultado: Tiempo de espera reducido. Clientes satisfechos con un servicio rápido y comida de calidad diferenciada en comparación con la competencia.
No fue fácil para ellos llegar a estos resultados. Después de intentar en otro tipo de negocios y moverse de locación los retos continuaron. Un análisis de sus productos los llevó a descubrir que quizá su fuerte no estaba en la cantidad de productos que podían producir, sino en la calidad que ponían en ellos. Para lograr una máxima calidad decidieron especializarse. Se especializaron en eso que mejor producían y que, según su experiencia, mejor satisfacía las necesidades de sus clientes. Como lo dice el mismo Mac McDonald en la película “Decidimos derribar la cocina. Reconstruir. Reconfigurar. Repensar todo el asunto.”
Este no es un concepto nuevo. El economista Joseph Schumpeter describió un proceso llamado “destrucción creativa”. Como parte de toda economía en crecimiento, siempre habrá industrias que triunfen y otras que tendrán que desaparecer para dar paso a otras más modernas que mejor suplan las necesidades de los consumidores. Esto requiere innovación y tecnología para lograr que el sistema funcione de forma más eficiente. Si los negocios desean continuar existiendo, deben tener la capacidad de adaptarse a este proceso. Se requiere del emprendedurismo de miles de personas que interactúan en un mercado libre para encontrar las necesidades que no han sido satisfechas e intentar solucionarlas de manera innovadora y eficiente. Este proceso viene a mejorar la calidad de vida de todos los individuos en la sociedad, no solo de aquellos que toman el riesgo de emprender. Mejores productos a mejores precios son el resultado de este proceso de prueba y error.
Si me pongo a pensar en como eran las cosas unos años atrás me sorprendo de el gran avance que hemos tenido. Para ejercitarme y correr esos 12 kilómetros hubiera sido necesario primero, revisar las condiciones del clima, y segundo, asegurarme de que la zona fuera segura para evitar inconvenientes. Una vez finalizado el ejercicio, hubiera llegado a mi casa a buscar algún DVD con la película grabada si quería verla. Finalmente, hubiera tomado un tiempo encontrar algún internet café abierto para ponerme a escribir el artículo. En total, el proceso habría tomado de cuatro a cinco horas. Gracias a los avances tecnológicos, pude realizar mi ejercicio sin preocuparme por la seguridad ni las condiciones climáticas. Corrí en una máquina que me permite medir calorías, distancia, y tiempo con una rutina personalizada a mi gusto. Todo esto mientras veía la película en Netflix gracias a la pantalla y conexión a internet que la caminadora trae incluida. En total el proceso me tomó dos horas. Son estas cosas que damos por sentado las que han sido posibles gracias a sistemas capitalistas.
Así es, el capitalismo nos ayuda a correr. Nos ayuda a innovar y crear procesos eficientes que mejoran la calidad de vida de las personas mientras que al mismo tiempo crea nuevas oportunidades para desarrollar ideas que ayudarán a la sociedad en su conjunto. Del pasado se aprende, pero ahora hay que enfocarse en el futuro. Un camino que solamente la competencia y el libre mercado nos ayudarán a recorrer.
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