Tengo una amiga que cuenta cada día, cada mes, cada año cuantos desastres aéreos ocurren en el planeta Tierra, por lo que se deduce que le aterra viajar usando este medio de transporte cuyos pioneros fueron los hermanos Wright- sin embargo, la historia destaca dos antecesores – inventores (siglo XIX), como son: el francés Clément Ader y el alemán Lilienthal. El primero, inventa lo que él denominó “avión”(El Eole), un elemento más pesado que el aire cuyo fin era volar. Dicho invento iba propulsado por un motor de vapor de dos cilindros, sin embargo, no tenia cola, ni ningún control lateral.
En principio voló a una altura de 20cm recorriendo unos 50m; el segundo Otto Lilienthal, considerado casi con unanimidad el primer hombre que fue lanzado al aire, voló y aterrizó con seguridad. El ingeniero alemán se interesó desde sus primeros momentos por la aviación, y ya desde joven se partió varias veces las piernas tirándose desde un molino con unas alas atadas a sus brazos.
En 1891 ya hizo realidad el primer Hang-Glider, aunque los dos primeros aeroplanos cayeron en fracaso. Consta que el primer vuelo alcanzó 8.2 pies de altura (2.5 metros), pero los últimos llegó a alcanzar los 80 pies (25 metros de altura). Los hermanos Wright, por su parte (Wilbur y Orville), son considerados como los primeros hombres en realizar un vuelo controlado.
Insertaron al avión su propio motor: de cuatro cilindros en línea de 12cV que probaron en 1903. También lograron desarrollar una hélice suficientemente eficaz que tuviese un rendimiento aceptable. El 17 de diciembre de 1903, llegaron realizar un vuelo ondulante de unos 36 metros en 12 segundos, despegando en unos 12 metros. Al año consiguieron recorrer 38km.
Posterior a toda esta introducción histórica, ¿cuán confiable son los aviones que hoy en día vuelan? Según la Red de Seguridad Aérea, un total de 318 personas murieron en accidentes aéreos el año pasado, lo que convierte a 2024 en el año más mortífero en la aviación desde 2018; sin embargo, al terminar este propio año, la industria de la aviación había transportado 5.000 millones de pasajeros en todo el mundo.
Según una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), volar es hoy más seguro que nunca. En el periodo 2018-2022, se calcula que el riesgo de morir por viajar en avión era de 1 por cada 13,7 millones de embarques de pasajeros.
Donde posiblemente el porcentaje sea ínfimo; sin embargo, a pesar de volar con más seguridad, la conducta de los pasajeros previo despegue cuando está a punto de despegar, cuyos motores aceleran, es encomendarse a Dios, persignarse. El avión asciende (36,000 pies de altura), los objetos animados y no animados se reducen al tamaño de ¿un grano de arroz? hasta desaparecer en el maremágnum de nubes, unas blancas otras grises, algunos estremecimientos que hacen zarandear al avión, como si fuese un terremoto aéreo, pero que inmediatamente el capitán anuncia que no se asusten, que ese movimiento no es nada, una simple perturbación.
¿Y cuándo llegamos al lugar de destino? Suelen sentirse a vox populi, ¡una exclamación de ahhhhhhh!, hay quienes aplauden, otros sonríen. ¡Estamos vivos! ¿Qué falta? La satisfacción del recibimiento de los familiares y estar nuevamente en casa. Para concluir, viajé un día 6 y no pasó nada. ¿Testigos? Ustedes, ¿acaso no estando leyendo esta columna?