No pretendo ser politólogo o historiador, parto de un análisis subjetivo, solamente observo y comento.
Desde el año 1948 y a raíz de aquella revolución que cambio el paradigma político en nuestro país adoptamos aquella figura del bipartidismo (liberacionismo y calderonismo) para ser precisos; las transformaciones sociales que comenzamos a vivir son innumerables e incuestionables, salud, educación, empleo, son solo algunos de los temas que empezamos a evolucionar exponencialmente, añadimos la tecnología, un crecimiento económico importante, en fin, resultamos una sociedad más prospera y competitiva que nos permitió ubicarnos como un país en la región con los mayores estándares; no por menos fuimos calificados en su momento como el “país mas feliz del mundo”, la Suiza centroamericana… ¿Qué paso? ¿Qué cambió?
La política tradicional nos cansó, comenzamos a cuestionar, como en efecto, aquellos políticos que, ya veníamos reciclando desde el 48 “el sobrino, el nieto y hasta los hijos de aquel y aquellos” que ya nos habían gobernado, vienen a ocupar sus sillas, dándose con ello un círculo vicioso de políticos ya desgastados y empezando así la corrupción, el pago de “favores” a círculos empresariales y otras figuras que de alguna u otra forma tienen participación en la gobernabilidad de un país. Estos acontecimientos dieron cabida para que ya un pueblo cansado y que comienza a ver la política con un pensamiento más crítico y no pasional, diga “hasta aquí”, “aclamamos por un cambio”, es así como el pueblo pasa factura y apostamos a un rompimiento de esos modelos tradicionales de elección popular.
Esa apuesta “algo tímida” inicialmente nos lleva a montar en el poder a un gobierno no totalmente inexperto (PAC) ya que sus figuras emergen de esos partidos tradicionales y en un principio no parecía tan desastroso ese cambio, incluso se les da oportunidad de relegirse sucesivamente y que gobernaran ocho años, ¿Qué tan mal nos resulto esa apuesta? Cada uno y una tendrá sus propias conclusiones. Lo que es claro, es que ese partido lo desechamos para que vuelva a gobernar en este país.
La desazón, desidia y apatía por elegir a quienes nos gobiernan, sin duda, cansados de esas promesas y discursos que cada cuatro años estos políticos “mentirosos y farsantes”, ya que siempre nos dicen que acabaran con la pobreza, acabaran con el desempleo y la delincuencia, que todos y todas vamos a vivir mejor, sin duda, esto hace que ya una cantidad abrumadora de la población simple y sencillamente decida no votar, esto provoca que una “minoría” que si tiene ese fervor patriótico y de responsabilidad por el país sean los que elijan quien nos va a gobernar. No hay duda en el contexto actual, que la apuesta en esta ocasión, sino ha sido la peor, esta muy cerca de serlo.
Un presidente “totalmente desconocido”, recuérdese que este señor vivió casi toda su vida fuera de nuestro país, cuestionado e incluso despedido del trabajo de donde estaba y donde había ocupado altos cargos, cero experiencia política, intransigente, arrogante, déspota, sin ninguna capacidad negociadora, herramienta indispensable y de primer requisito para una persona que aspira a gobernar, nula visión y proyección para resolver temas sociales y prioritarios, en fin, yo me pregunto si la señora de Purral todavía le cree.
Quedaran algunos que todavía le compraran su discurso: “es que no lo dejan gobernar”, pero es que un presidente no es una figura al que se le otorga una carta en blanco para que venga a hacer “todo lo que le venga en gana”, muy al contrario, un presidente es aquel que dirige, organiza, crea mesas de dialogo y discusión, atiende a cada una de las partes y toma sus decisiones y acciones en base a acuerdos colegiados, donde al final, estampara su firma para que aquello se ejecute, pero después de sopesar las ventajas y desventajas de aquella decisión y cómo va a incidir para el colectivo del país.
Seguir achacando responsabilidades “en otros” por lo que hicieron en el pasado o hacen en este momento, simplemente refleja el tremendo error que cometimos como ciudadanos en apostar a un cambio; debemos analizar muy concienzudamente, en un futuro próximo, para no creer en aquellos que nos vienen a decir “que se vienen a comer la bronca” y que mas bien vienen a hacer esa bronca mas grande; nada mas veamos la tasa de criminalidad, homicidios, descomposición social y todas las desgracias que estamos acumulando a nivel país y si, somos nosotros como ciudadanos irresponsables, que tenemos que decir: Costa Rica que hemos hecho contigo???
No se entienda aquí que el análisis se orienta en volver a elegir o apostar nuevamente en lo anterior, cada quien debemos de asumir nuestra responsabilidad y valor civil como ciudadanos responsables de un país que le vamos a heredar a nuestros hijos, es un análisis que cada quien debe hacer a conciencia y con responsabilidad de valorar que es lo que nos conviene a todos y no salir de buenas a primeras a comprar discursos baratos y demagógicos, sino valorar currículos y equipos de trabajo serios.