Lamentablemente, nuestras Áreas Silvestres Protegidas, motivo de orgullo en el pasado, ya solo conservan ese proteccionismo en su nombre, porque en la realidad están totalmente desprotegidas. Hoy parecen esas selfies plagadas de filtros y retoques con las que pretendemos confundir a nuestros seguidores en las redes. Costa Rica vive su “Pura Vida” desde un prestigio que ya es un “glorioso pasado”. Y si las Áreas Protegidas Silvestres terrestres se encuentran en abandono casi total, imagínense el estado en que están las marinas.
En Osa y en las costas del Pacífico y el Atlántico, para colmo, ese abandono lo aprovecha el narcotráfico para reclutar jóvenes desesperados por la falta de trabajo. El descontrol de la pesca ilegal es total y ahora, nuevamente con la clara intención de reactivar la PESCA de ARRASTRE, culpable de la destrucción de fondos y ecosistemas marinos, algunas autoridades amenazan con condenar al hambre a 7.000 familias de pescadores artesanales.
Y si alguien cree que la industria camaronera que beneficia a unos pocos empresarios es la principal amenaza, lamento sacarlos de ese error, existen otras actividades ilícitas en nuestros mares, asociadas a estas actividades pesqueras. ¿Qué hacen las autoridades además de soñar con soluciones que solo empeoran el panorama? Poco o nada, porque el país no cuenta con los recursos necesarios para vigilar y controlar nuestros mares. Las flotas pesqueras extranjeras lo saben y se aprovechan: entran y salen de nuestras Zona Económica Exclusiva y de las Áreas Protegidas ante la impotencia y limitación presupuestaria de Guardaparques y Guardacostas.
Si el retorno vergonzoso a la pesca de arrastre (otrora prohibida sabiamente por la Sala Constitucional) no es una solución viable, excepto para los intereses camaroneros, ¿qué puede hacer Costa Rica para proteger los recursos naturales que son propiedad de todos nosotros, sus habitantes? Lo único que aparece a la vista, es recurrir a la ayuda de las ONGs capaces de brindar algún tipo de ayuda, y a la convocatoria internacional de los gobiernos costeros para crear una gran coalición de esfuerzos coordinados.
De hecho, hace unos meses, la fundación For the Oceans propuso a la cancillería costarricense el lanzamiento de una convocatoria mundial para declarar “Paz para el Océano”, con el fin de reunir esfuerzos para cesar la agresión humana al océano global. Liderar esa iniciativa no solo permitiría recuperar con argumentos reales ese prestigio ambiental perdido, también facilitaría convocar a los grandes donantes internacionales para colaborar en la vigilancia y control de nuestra Zona Económica Exclusiva, seguimos esperando.
Costa Rica tiene una superficie marina casi diez veces mayor que la terrestre, si tenemos dificultades para combatir todas las amenazas que sufren nuestras Áreas Silvestres Protegidas en tierra, aspirar a proteger las áreas marinas, sin recursos suficientes es creer en cuentos de hadas, pero no podemos darnos por vencidos.
La naturaleza y la historia humana prueban que la única manera de superar desafíos cuando no contamos con recursos suficientes es el ingenio. ¡Que nuestras autoridades lo tengan, es nuestra esperanza!
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