Ahora nos dicen que la posible solución es obteniendo mayoría absoluta en la Asamblea

No queda de otra. Tendremos que seguir esperando y confiando en los milagros que siempre han protegido a Costa Rica. Recordemos que ni con asesoría constitucional se pudo pasar ni siquiera el primer requisito que es el filtro de la Sala IV. Ahora nos dicen que los problemas de nuestro país solo se pueden resolver con alguien o con algún partido político que obtenga la imposible mayoría absoluta de diputados en la Asamblea Legislativa. Está claro que el presidente actual no puede ser candidato otra vez y, a estas alturas no tuvo ni tiene partido político conocido, ni sabemos quienes o cuales son los 38 posibles candidatos a diputados que obtendrían la casi imposible mayoría absoluta.

Hay que hacer lo que hay que hacer. Hay que gobernar. Por fin. Para eso es un cambio de gobierno. Pero es que el nuevo gobierno no es solo el nuevo presidente. Todos los partidos representados en la Asamblea Legislativa son también parte del nuevo gobierno. Y el gobierno, es fácil, se hace siguiendo los planes de gobierno de cada partido político. Esos planes de gobierno que el Tribunal Supremo de Elecciones les aprobó como un requisito más para poder participar en las elecciones nacionales. No deberíamos aceptar planes de gobierno solo de comentarios y opiniones personales de presidentes, diputados y ministros. El TSE debería ayudarnos mucho más con eso.

La gran mayoría de los problemas de Costa Rica se resolverían muy fácilmente si todas las auditorías internas, contralorías y demás instituciones de control de gasto público, por fin comprendieran que su trabajo es muy importante y necesario para nuestro país, aunque sus salarios y privilegios sean pagados por cada institución pública, porque de lo contrario, nunca van a alcanzar ni todos los impuestos ni la enorme e inmanejable deuda pública para cubrir tantas y tantas fallas en el control de los gastos. Con más eficiencia no se perderían miles de millones de las bóvedas de un banco nacional. Con más eficiencia no habría tanta facilidad para evadir los controles en las adjudicaciones de tantas licitaciones públicas. Con más eficiencia los expedientes judiciales no estarían compitiendo en tardanza, con las listas de espera de la CCSS, etc, etc, etc.

Claro que como país, tenemos algunos defectos importantes, pero, en ausencia desde hace muchos años, de partidos políticos permanentemente organizados y en ausencia también de políticos ejemplares, contamos ahora con la participación activa de cada vez más y más costarricenses por medio de todas las redes sociales. Recordemos que para estas últimas elecciones presidenciales la votación de los costarricenses significó entre otras cosas, la extinción de varios partidos políticos como el PAC y el PASE, principalmente. También hemos conseguido variantes favorables para la no reelección de diputados y alcaldes, después de años y años permitiendo ver a los mismos partidos y políticos de siempre, como diputados y alcaldes repitentes. Pero tienen que haber más y mejores ideas porque no podemos seguir con estos vergonzosos niveles de abstencionismo.

También se prevendrían y se evitarían muchos otros problemas, si la Sala IV por fin tuviera entre sus prioridades, estar actualizando diariamente todo lo relativo a nuestra Constitución Política: la interpretación correcta y las mejoras necesarias de artículos como los relativos a las convenciones colectivas y al 8% del PIB para financiar a la educación pública, por ejemplo. Ya hace varios años se permitió la innecesaria reelección presidencial, así que sí se puede modificar todo lo que sea necesario, para beneficio del Estado y de todos los demás costarricenses.

No puede ser que todas las sanciones que hay que ejecutar para defender al Estado y por ende a sus habitantes, a todos los demás costarricenses, tarden años y años y hasta prescriben: la trocha, el cementazo, el caso cochinilla, el caso diamante, los privilegios de las convenciones colectivas del sector público, el combustible de los diputados y otros funcionarios públicos, las pensiones de lujo, el salario escolar, los pagos de más dizque por errores en las planillas del ministerio de educación y otras instituciones públicas, las repúblicas independientes, el abandono de la educación pública primaria y secundaria por privilegiar al FEES, carreteras y hospitales en lento proceso, y últimamente, el aumento incontrolable del cáncer del narcotráfico, en fin.

También se prevendrían y se evitarían muchos otros problemas si el TSE por fin tuviera entre sus prioridades, estar actualizando diariamente todos lo relativo a nuestros procesos electorales: no más reelección de diputados ni de ningún funcionario público, no más candidatos con doble postulación para presidente y para diputado, disminuir la cantidad de diputados, establecer y exigir más y mejores requisitos a los candidatos, a los partidos, en fin., etc, etc, etc. No podemos seguir con los mismos procesos electorales de hace 200 años. Los procesos electorales tienen mucho que mejorar para proveer, más y mejores políticos y funcionarios públicos, con más y mayores deseos de servir a la patria.

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