Si para un violador no existe en Costa Rica la “pena de muerte” por su delito, ¿por qué debería “sentenciarse a muerte” al bebé en el vientre de una mujer?
La trágica noticia de una niña que se presume fue violada por su padre, pone hoy de nuevo el debate sobre la legalización del aborto en el país y específicamente la legalización del aborto en casos de violación.
No es un debate nuevo, ni exclusivo de Costa Rica. La legalización o no del aborto se encuentra en la actualidad planteado como un tema de discusión en diversos foros académicos, políticos, gubernamentales, legislativos y sociales de casi todos los países de América Latina.
En nuestro país, el aborto está tipificado por el Código Penal como un delito, aunque no es punible en casos muy especiales donde corra algún riesgo la vida o la salud de la madre.
Sin embargo, la discusión sobre el aborto se empieza a dar a partir de que algunos sectores procuran incorporar conceptos que internacionalmente se desprenden de los llamados “derechos sexuales y reproductivos”.
Bajo esta perspectiva, se pretende incorporar algunas reformas para que la mujer pueda decidir cuándo “suspender su embarazo”.
En los últimos años, en América Latina se han promovido iniciativas que pretenden legalizar el aborto en dos casos concretos. En primer lugar, cuando el embarazo se produce después de una violación y, en segundo lugar, cuando en las primeras semanas del embarazo se detecta por parte de los médicos que el embrión padece una enfermedad congénita o una malformación, eventualmente incompatible con la vida.
En ambas situaciones la argumentación a favor del aborto procura aliviar el sufrimiento de la madre y su familia; pero aún así, en esos casos se estaría terminando con la vida del embrión y no necesariamente esa decisión reduciría las consecuencias del evento traumático y el sufrimiento de la madre.
A propósito del doloroso caso que se divulgó en estos días, los medios de comunicación y algunos particulares se preguntan si la niña abusada debe o no abortar al bebé.
En mi criterio, esta niña merece ayuda. La necesita para superar ese acto aberrante, para vivir en paz y para reconstruir su infancia.
El bebé que lleva en su vientre, también necesita ayuda. Porque ya es persona y porque vive.
El aborto no soluciona el abuso y la violencia que sufrió esta niña, ni hace desaparecer la violación.
Más que impulsar el aborto, hoy el debate debe estar en el castigo que merece el agresor.
Lamento que el grupo Acceder aproveche este hecho atroz para promover su agenda abortista.
El tema del aborto requiere una discusión serena, dónde el diálogo permita entender eventuales consecuencias de cada caso.