En este año que inicia, es importante que todos tengamos claro el panorama económico, y lo que se vislumbra para los próximos años en términos de recuperación y reactivación económica, pero también de incertidumbre por lo que pueda seguir pasando con el tema de las diferentes variantes de la pandemia, cada vez más contaminantes.
2022 debería ser un buen año para el crecimiento económico, aunque es probable que la recuperación a nivel de las economías del mundo siga siendo desigual. La preocupación por el incremento en la inflación tanto en la economía americana como europea, así como la retirada anticipada de la compra de bonos y planes de ayuda de emergencia, desempeñará un papel importante en las perspectivas de los diferentes agentes económicos en cuanto a una posible subida de tasas de interés con sus consecuentes efectos.
La aparición de la variante de Ómicron del Covid nos ha recordado las incertidumbres que siguen existiendo en torno a esta pandemia. A pesar de ello, esperamos que 2022 sea un buen año de crecimiento, ya que la economía mundial continúa su recuperación. No obstante, se prevé que el crecimiento se enfríe tras un 2021 relativamente fuerte, a medida que el apoyo masivo ofrecido por los gobiernos y los bancos centrales durante las etapas iniciales de la pandemia comienza a desaparecer.
La recuperación económica tras la pandemia ha provocado problemas imprevistos en las cadenas de suministro, que se han visto afectadas por los cuellos de botella. También hemos visto problemas con los mercados laborales, donde las empresas han luchado con la escasez de trabajadores. Estos factores han propiciado un incremento de la inflación.
La recuperación ha sido impulsada de forma desproporcionada por el sector bienes y esto ha creado una presión extraordinaria en las cadenas de suministros y los mercados de materias primas.
Si apuntamos al mercado de capitales, a pesar de la pandemia, el 2021 fue un buen año para las acciones estadounidenses, tan sólo el S&P 500 subió más de un 25%, sin embargo, no todas las empresas como ya sabemos salieron bien libradas, ya que sólo las grandes tecnológicas incrementaron su valor en forma sorprendente, por su parte, muchas pequeñas compañías salieron fuertemente castigadas. La pregunta clave para los inversores en este año 2022 que inicia es decidir si quieren mantener una distribución importante en los ganadores relativos o es hora de empezar a salir de pesca. La respuesta a la pregunta sin duda alguna va a depender de tres variables fundamentales a saber: la inflación, el gasto corporativo y el rumbo de la pandemia.
Una revisión sobre las perspectivas para este 2002 por parte de los expertos de Wall Street revelan que la inflación debería disminuir en promedio en 2022 a medida que retrocedan los precios del petróleo, disminuyan las dificultades de la cadena de suministro y se agote la ayuda gubernamental a los hogares de ingresos bajos y medios. Por su parte, los bancos centrales tendrían que reaccionar ante la lucha contra la inflación más alta sin destruir la demanda del consumidor.
A medida que más gasto de los consumidores se trasladen a servicios, las empresas tendrán un respiro y podrían reabastecer los inventarios. Sin embargo, los casos globales de covid seguirán imponiendo patrones de recuperación desiguales, siendo los mercados emergentes los más afectados.
Si hacemos un análisis de cuál sería el mejor o peor escenario sin duda alguna en el primer caso es aquel en el que la política monetaria se endurece menos de lo que temen los inversores, mientras que el fuerte gasto de capital y la mejora de las cadenas de suministro y la salud mundial continúan impulsando el crecimiento con una perspectiva por encima del consenso del 4,7% de crecimiento del PIB mundial, por su parte, en el segundo escenario, las nuevas variantes podrían convertirse en una fuerza que ralenticen el crecimiento a medida que las cadenas de suministro permanezcan bloqueadas, lo que aumentará aún más la inflación.
Ahora bien, la gran interrogante es como este entorno mundial, ¿afecta nuestro país y que podemos esperar en este inicio de año? Costa Rica mantiene la tendencia de recuperación de la economía, pero con una altísima tasa de desempleo y nivel de pobreza. Si bien el país sigue adaptándose al mundo “postpandemia”, ha faltado políticas claras y consistentes de reactivación económica, como si lo han hecho otras economías más desarrolladas. A pesar de ello, hay mejoras en áreas específicas como el sector fiscal, comercio exterior, inversión extranjera directa, entre otros. Es claro que existen elementos que condicionaran el avance de la economía en los próximos meses, siendo uno de los más importantes la coyuntura política y el destino que los costarricenses elijan para el país y para salir de la pobreza y recuperar la senda del crecimiento económico, entonces el futuro depende de todos nosotros, de poder ejercer la democracia y realizar un voto racional que nos permita contar con un líder visionario y un plan estratégico país para los años venideros.
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