Redacción, 6 mar (elmundo.cr) – El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2015, de la FAO, señala que alrededor de 58,3 millones de personas trabajan en el sector pesquero, tanto en la captura como en la acuicultura.
De los pescadores a nivel mundial un 90 % participa en actividades a pequeña escala, incluyendo pescadores autónomos, que son los que poseen su propia embarcación o material de pesca y los miembros de la tripulación de las embarcaciones, que son contratados por los patrones para operar o trabajar en sus embarcaciones.
Según el informe la gran mayoría de pescadores de pequeña escala, vive y trabaja en países de ingresos bajos o medianos.
La pesca a pequeña escala y las actividades relacionadas con ella son una fuente de empleo, seguridad alimentaria e ingresos importantes, pero sin embargo es subestimada, indica la FAO.
Es claro además, que la pobreza sigue estando muy extendida a nivel mundial entre las personas que trabajan en la pesca.
La relación que existe entre la pesca y la pobreza por ingresos es compleja, menciona el informe, en muchos casos, las comunidades de pescadores pueden tener el mismo nivel de ingresos que las comunidades agrícolas vecinas, lo que ha llevado a algunos expertos a plantearse si los pescadores son un grupo especialmente pobre o vulnerable a la pobreza.
El informe plantea que la pobreza de los pescadores de pequeña escala está relacionada con el elevado aislamiento geográfico o político que caracteriza a muchas comunidades de pescadores a tiempo completos, o a comunidades mixtas de pescadores y agricultores.
Los ingresos de los pescadores a pequeña escala dependen en gran medida de las capturas, algo que suele ser muy variable, los ingresos también son en general variables e impredecibles.
De acuerdo con el informe la exposición y la sensibilidad a los riesgos de las comunidades que dependen de la pesca son relativamente elevadas en comparación con otros grupos socioeconómicos, esto hace que su capacidad de abordar crisis externas o recuperarse de las mismas es relativamente baja.
Los pescadores además pueden verse expuestos a mayores riesgos físicos en función de la naturaleza de los recursos pesqueros, sus métodos de captura, el contexto socioeconómico, los riesgos inducidos por el cambio climático como el aumento del nivel del mar y las repercusiones de las inundaciones o las tormentas tropicales, las fluctuaciones de las poblaciones de peces, los riesgos para la salud como la esquistosomiasis, la malaria, entre otras, los riesgos del mercado como las devaluaciones de la moneda y precios del combustible, y los riesgos políticos y relacionados con la seguridad como es el caso de los robos y conflictos entre etnias o comunidades, entre otros factores.