Por Ralf E. Krüger (dpa)
Hannover, 4 ene (dpa) – Más lejos, más a menudo y más barato: la tendencia en la aviación civil es evidente. Es un mercado gigantesco, que gracias a los 3.700 millones de pasajeros contabilizados en 2016 generó a las aerolíneas de todo el mundo una facturación de miles de millones de dólares en el año que acaba de finalizar.
La aviación civil proporciona 58 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, según la aseguradora AGCS. Gracias a los aparatos cada vez más potentes y automatizados, los planes de vuelo de las líneas aéreas además incluyen actualmente rutas extremadamente largas que antes eran impensables.
Para 2034, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) predijo incluso un volumen de hasta 7.000 millones de pasajeros. Pese a ese aumento, el número de accidentes mortales seguirá disminuyendo, según coinciden en afirmar los estudios hechos por el Centro de Evaluación de Datos de Accidentes de Aviones (JACDEC), con sede en la ciudad alemana de Hamburgo, y la Red de Seguridad en la Aviación (ASN), de Holanda.
En Europa o en Estados Unidos, la probabilidad de sufrir un accidente mortal al montar en bicicleta es mucho más alta que al viajar en avión. La modernización de las flotas aéreas de todo el mundo y el aumento de la automatización en la cabina del piloto conlleva que actualmente la mayoría de los accidentes aéreos se deban más a errores humanos que a fallos técnicos.
¿Significa esto que el punto débil en la aviación es en mayor medida el ser humano? En su análisis para la revista “Aero International” (edición de febrero), el cofundador de JACDEC, Jan-Arwed Richter, relaciona los buenos resultados de seguridad en 2016 en parte con la mejor formación de la tripulación.
Sin embargo, admite que la tripulación de cabina sufre una presión cada vez mayor debido a las jornadas intensivas. “Muchos pilotos están agotados, eso es un problema”, dijo Richter a la agencia dpa.
Respecto a este tema, también los sindicatos de pilotos se muestran alarmados. “Diría que cada día en algún lugar del mundo un piloto en un avión británico se queda dormido sin querer, si es que no ocurre incluso más a menudo”, dijo recientemente el director de seguridad aérea del sindicato de pilotos Balpa, Robert Hunter, al periódico británico “Daily Mail”.
El debate reaviva la especulación sobre un futuro en el que los aviones sean completamente automáticos y autónomos, sin piloto, igual que se empieza a pensar ya hoy en el caso de los trenes y los automóviles.
Técnicamente es posible enviar aeronaves sin tripulación del punto A al punto B. Sin embargo, será más difícil superar los obstáculos psicológicos de los pasajeros. “La aviación autónoma llegará, pero hasta que eso suceda, pasarán todavía varias generaciones de aviones”, asegura Richter.
También otros expertos calculan que pasarán varios años hasta que empiecen a volar los primeros aviones de pasajeros sin piloto.
Los sistemas de aviación, que cada vez son más complicados, también crean nuevos desafíos debido a la seguridad de las grandes cantidades de datos que generan. Eso puede favorecer el mal uso de la información.
La aseguradora Allianz Global Corporate & Speciality (AGCS), que lleva 100 años asegurando aviones, viene adviertiendo desde hace ya tiempo de los peligros de los cibearataques a los sistemas de aviación, si bien todavía no se ha dado ningún caso.
“Estos ataques constituyen el mayor riesgo para cualquier dispositivo que esté conectado a alguna red”, afirma la portavoz de Allianz, Bettina Sattler, y añade que este riesgo cada vez adquirirá mayor importancia en el ámbito de la aviación.
En los informes periódicos de AGCS sobre seguridad en aviación internacional, la aseguradora señala también el riesgo que suponen los drones de cualquier tipo, que empiezan a ganar terreno en el espacio aéreo de menor altura.
Este tema también lleva sobre la mesa varios años en los debates sobre seguridad. Aunque ya hubo varias casos de peligrosos acercamientos de drones a aviones civiles, aún no se conoce ningún caso en el que se haya producido una colisión con graves consecuencias.