Caracas, 20 may (VOA) – Con escasa asistencia de votantes a los centros electorales dieron comienzo los comicios presidenciales en Venezuela, donde se anticipa que el presidente Nicolás Maduro se imponga para un segundo período de seis años, pese a la profunda crisis económica.
Algunos votantes atribuyeron la poca concurrencia al desánimo que hay entre los venezolanos por la crisis que golpe el país suramericano.
Durante la jornada los medios reportaron la instalación de toldos del oficialismo para control de votantes muy cerca de algunos centros electorales de la capital, a pesar de que las autoridades lo prohibieron.
Alrededor de las 10 de la mañana, hora local, el ministro de Comunicación e Información y jefe del comando oficialista, Jorge Rodríguez, indicó que ya dos millones y medio de venezolanos han votado, y aseguró a la prensa que “tenemos una excelente afluencia en la mayoría de los centros del país”.
Pasadas las seis de la mañana, los centros electorales iniciaron el proceso de apertura de la votación, que se extenderá por unas doce horas o mientras queden votantes en las instalaciones. En total, 20,5 millones de electores que podrán acudir a uno de los 14.638 centros de votación habilitados para la consulta.
Al ritmo de una diana militar y entre fuegos artificiales lanzados desde algunos puntos de la ciudad, los seguidores del gobierno iniciaron al amanecer el recorrido hacia los centros de votación.
“Hoy es un día histórico electoral”, afirmó el mandatario, vestido con camisa roja, tras votar de primero en un centro del oeste de la capital, a donde acudió acompañado de su esposa y su hijo. Aunque las encuestas muestran que la mayoría de los venezolanos responsabilizan a Maduro de los crecientes problemas, aún aparece como el favorito para ganar en parte gracias a que sus principales rivales boicotearon la elección ante la desconfianza hacia la autoridad electoral, la cual es controlada por partidarios del gobierno.
Maduro acusó a Estados Unidos de promover una “campaña feroz” para afectar los comicios presidenciales y dijo que pese a esas acciones “no pudieron” detener la consulta.
“Al mundo le digo, respete”, expresó el gobernante desestimando los anuncios de más de una veintena de gobiernos de que no reconocerán los resultados. “No se puede seguir jugando desde gobiernos irresponsables de la derecha oligárquica y corrupta de América Latina a presionar a Venezuela, a aislar a Venezuela”, una acción que consideró como “criminal”.
Maduro adelantó que de resultar vencedor emprenderá un “gobierno de unidad nacional”, insistirá en el diálogo, y realizará cambios en la economía para imponer un nuevo sistema de precios y de distribución y comercialización, pero no ofreció detalles.
El viernes, el gobierno de Donald Trump agregó a Diosdado Cabello, un aliado clave de Maduro, a una creciente lista de altos funcionarios sancionados financieramente. La administración estadounidense acusó al líder del partido socialista venezolano de narcotráfico y desvío de recursos.
El principal rival de Maduro, el candidato independiente Henri Falcón, ha enfrentado el doble desafío de competir contra el poderoso presidente y al mismo intentar convencer a los venezolanos de que desafíen el boicot a las elecciones al que convocó la principal coalición opositora.
Calificando a Maduro como el “candidato del hambre”, Falcón ha hecho campaña con la promesa de dolarizar los salarios _ pulverizados por una inflación del 13.776%, según estimaciones de congresistas opositores _, aceptar ayuda humanitaria y buscar asistencia del Fondo Monetario Internacional, opciones rechazadas por el actual presidente por considerar que equivaldrían a rendirse al “imperio” estadounidense.
“¡Juro que liberaré a Venezuela de la dictadura!”, gritó Falcón ante sus seguidores al final de su campaña el jueves en ciudad natal de Barquisimeto. “Lo juro en el nombre de Dios”.
En la contienda presidencial también está el evangelista Javier Bertucci, quien ha cortado parte del respaldo a Falcón al ofrecer sopa en sus actos de campaña.