Washington, 30 jun (elmundo.cr) – La Organización Panamericana de la Salud reveló proyecciones de la pandemia COVID-19 para la región que afirman que para el 1 de octubre en América Latina y el Caribe tendrá más de 438.000 muertes por coronavirus.
“Bajo las condiciones actuales en América del Sur, países como Chile y Colombia verán el pico de casos de aquí a la mitad de julio, mientras que Argentina, Bolivia, Brasil y Perú, lo verán en algún momento de agosto”, informó su directora, Carissa Etienne.
México, El Salvador, Guatemala, Honduras, y Panamá, verán el pico en agosto, mientras que Costa Rica, en octubre.
“Es importante enfatizar que estas proyecciones se convertirán en realidad solo si las condiciones actuales se mantienen. Esto significa que los países pueden cambiarlas si toman las decisiones correctas e implementan medidas de salud estrictas y comprobadas”, aseguró Etienne.
Para la directora, la región está “en medio del fuego” y todos los países deben estar preparados para al menos otros tres meses de casos y tienen que tomar y actualizar decisiones considerando las condiciones de salud, así como las económicas, para minimizar el impacto de la pandemia especialmente en aquellos que viven del trabajo informal.
Etienne recordó que la temporada de gripe se acerca al sur, y que los países deben mantenerse en alerta, ya que esto puede complicar aún más la situación. También es necesario mantener el control y la vigilancia de enfermedades como el Zika y el dengue, que pueden aumentar en medio de la pandemia.
Aperturas graduales, claves para controlar futuros casos
La jefa de la Organización Panamericana de la Salud aseguró además que los países que planean relajar las medidas de confinamiento deben adoptar un enfoque escalonado basado en las condiciones locales y estar preparados para imponer nuevamente medidas preventivas si la situación epidemiológica cambia.
“La clave es pensar tanto a nivel nacional como local y basar las decisiones en los últimos datos. Cuanto más granular sea nuestra comprensión de dónde ataca el virus, más dirigida será nuestra respuesta. Como estamos viendo, los países, estados y ciudades que no adoptan medidas preventivas o relajan las restricciones demasiado pronto pueden verse inundados de nuevos casos”, indicó Etienne.
La experta aseguró que el tiempo es crítico, y que se debe abrir gradualmente, adoptando un enfoque escalonado que se base en una sólida vigilancia, la información procedente de los datos y una mayor capacidad de seguimiento de contactos y prueba.
“Si la situación cambia y las infecciones aumentan, las localidades y los países deben ajustar el rumbo rápidamente, añadió.
Hasta el 29 de junio se habían notificado 5,1 millones de casos y más de 247.000 muertes debidas a COVID-19 en las Américas.
“A menudo escuchamos sobre el número de casos en grandes países como Brasil, México o Estados Unidos sin la apreciación de su considerable diversidad social y geográfica. De hecho, conviven múltiples curvas epidemiológicas tanto dentro de nuestra región como dentro de cada país, y las respuestas de salud pública deben adaptarse a estas situaciones específicas”, explicó.
Criterios para la reapertura
Etienne afirmó que la reapertura requiere medidas de salud pública para rastrear nuevos casos y desarrollar la capacidad suficiente para detectar y controlar nuevos brotes. “La transmisión en el área debería estar disminuyendo de manera sostenible, las muertes deberían disminuir y las tasas de ocupación de las camas hospitalarias deberían ser bajas” antes de que se relajen las restricciones, agregó.
La jefa de la OPS enumeró las medidas de salud pública que los gobiernos locales y nacionales deberían adoptar, incluidas pruebas oportunas, aislamiento de casos para reducir la transmisión, rastreo de contactos para encontrar personas infectadas y aislarlas, acceso al equipo de protección personal y capacitación para los trabajadores de la salud, y, si fuera necesario, medidas de viaje para limitar las nuevas infecciones, como la detección, la búsqueda de casos y las cuarentenas, entre otras.
“Necesitamos pruebas, pero también necesitamos que los resultados de las pruebas se informen rápidamente para pintar un panorama preciso”, dijo Etienne. “Cualquier persona con síntomas debe tener la orientación y el apoyo necesarios para reducir la posibilidad de transmitir a los demás”, indicó.
El rastreo de contactos, cuando está anclado a un sistema de atención primaria fuerte, puede ayudar a reducir el riesgo de transmisión entre las comunidades vulnerables y el sistema de salud necesita suficientes camas hospitalarias y unidades de cuidados intensivos para proporcionar atención a casos graves.
La OPS está trabajando estrechamente con los países y, “en muchos casos, los gobiernos locales para analizar estas tendencias y ayudar a guiar la toma de decisiones”, dijo Etienne.
La Organización ha apoyado a los países en todos los aspectos de la respuesta, proporcionando orientación, capacitación y suministros. En los últimos dos meses ha donado casi cinco millones de pruebas a la región y obtenido más de 10 millones de test en nombre de los países.