Redacción, 4 mar (elmundo.cr)- La epidemia por el virus zika afecta ya a más de 33 países y decenas de miles de personas se han visto contagiadas. Durante los grandes brotes que se han producido en la Polinesia francesa en 2013 y el Brasil en 2015, las autoridades sanitarias nacionales notificaron potenciales complicaciones neurológicas y autoinmunes de la enfermedad por el virus de Zika.
Recientemente, en el Brasil, las autoridades sanitarias locales han observado un aumento de las infecciones por este virus en la población general, así como un aumento de los recién nacidos con microcefalia en el nordeste del país.
El virus de zika se transmite a las personas a través de la picadura de mosquitos infectados del género Aedes, y sobre todo de Aedes aegypti en las regiones tropicales. Este mosquito es el mismo que transmite el dengue, la fiebre chikungunya y la fiebre amarilla.
Los que parecen que están más cerca de conseguir esta inmunización son los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos. Su director, Anthony Fauci, anunció este viernes que la vacuna podría estar lista el mes de septiembre: “La vamos a tener lista para probarla en humanos -no para su distribución- pero al evaluarla para conocer si es segura y si induce respuesta, podemos predecir si protegerá. Esto es lo que se conoce como fase I, que creo que se iniciará a finales de verano o comienzos del otoño”, afirma.
Esta vacuna que parece ser la más avanzada de otras tres que también se están desarrollando. Una es la de la farmacéutica francesa Sanofi que anunció que esta primavera podrían empezar los ensayos preclínicos de un producto en el que están involucrados más de 80 expertos. Sin embargo, esta fase sólo incluye pruebas en animales por lo que no se espera su estudio en humanos hasta el próximo año. Otras dos vacunas que están en proceso de desarrollo es la de Bharat Biotech, una compañía india con sede en Hyderabad, y la de la farmacéutica estadounidense Inovio.
“Ahora que sabemos que las células progenitoras neurales corticales son vulnerables, probablemente pueden usarse también para detectar rápidamente posibles nuevas terapias con eficacia”, augura Hongjun Son, profesor de Neurología y Neurociencia en el Instituto de Ingeniería Celular de la Universidad de Florida, Estados Unidos y autor del estudio.