Quito, 21 feb (EFE).- Tupak, un ejemplar adulto de oso andino (tremarctos ornatus), especie en peligro de extinción, está a la espera de que las autoridades de Ecuador puedan emplear un helicóptero para trasladarlo a un nuevo hogar seguro para él, alejado de zonas pobladas donde era visto por algunos campesinos como una amenaza tras comerse animales de crianza y sembríos.
Este oso de anteojos, como también se le conoce a esta especie por las dos manchas de color claro en torno a sus ojos que contrastan con el resto del pelaje oscuro, se encuentra temporalmente acogido en el Zoológico de Quito, en Guayllabamba, pero el tiempo apremia para lograr una adecuada reinserción en su hábitat natural, según señalaron este miércoles a EFE sus cuidadores.
Es la segunda vez que Tupak se encuentra en esta situación, que pone de relieve los problemas de pérdida de hábitat natural que los osos andinos experimentan ante la tala y el avance de las extensiones de cultivos agrícolas y de urbanizaciones.
Tupak ya fue reubicado por primera vez en febrero de 2023, tras haberse cobrado la vida de varias cabezas de ganado en la norteña provincia andina de Imbabura. Entonces fue trasladado por carretera a una zona alejada con un collar de rastreo satelital.
Sin embargo, a finales de 2023, Tupak volvió a ser uno de los osos más buscados por campesinos en las proximidades de áreas habitadas de la cuenca alta del río Pisque, y los reclamos de la comunidad pedían que sea trasladado pronto a otro lugar en el que no cause tantas pérdidas.
Si bien había campesinos que lo protegían, otros agricultores lo veían como una amenaza a su patrimonio y su ganado y cultivos, por lo que exigían soluciones a las autoridades.
A la espera de la aeronave adecuada
Así, se coordinó un operativo para ubicar a Tupark y trasladarlo al Zoológico de Guayllabamba, con la participación del equipo de técnico del Gobierno Provincial de Imbabura y veterinarias de la Fundación Cóndor Andino, en coordinación con el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica y delegados de la junta parroquial de Mariano Acosta.
Ahora el objetivo es reubicarlo en un lugar montañoso aún más recóndito y remoto donde haya garantías de no tener interacciones con el ser humano, para lo que se requiere un traslado en helicóptero.
Sin embargo, hasta ahora este traslado se ha aplazado ya que las aeronaves de las Fuerzas Armadas están empleadas en las operaciones del “conflicto armado interno” declarado por el presidente del país, Daniel Noboa, contra el crimen organizado.
Representantes del zoológico también han gestionado el apoyo de empresas privadas, y aunque el caso les parece muy llamativo e interesante a algunas, las aeronaves que podrían hacer esta tarea se encuentran comprometidas en proyectos de sectores estratégicos.
El Cuerpo de Bomberos de Quito también se interesó, pero su helicóptero no puede sobrepasar la cordillera de los Andes a 15.000 pies de altura (4.572 metros) con la carga de profesionales, oso y equipo para monitoreo de su salud, mientras el animal viaja sedado en la cabina.
El protocolo para la liberación de Tupak ha sido aprobado por el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, y hasta este miércoles, día internacional para la protección del oso andino, seguía sin poder ponerse en práctica.
En estado óptimo
En el Zoológico de Guayllabamba se le tomó muestras de sangre y de pelo, así como radiografías de rayos X y una ecografía abdominal, con las que descartaron enfermedades, y ahora este animal está en una situación adecuada para su reinserción.
No obstante, los exámenes dieron positivo para distemper canino (moquillo), evidencia de la afectación que provocan los perros en vida silvestre, pues según los especialistas del Zoológico de Guayllabamba los perros abandonados y descuidados generan más daños y pérdidas económicas en las zonas altoandinas ecuatorianas, en donde se ha estimado una población descontrolada de entre 35.000 y 50.000 canes.
Tupak es descendiente de la tercera generación de la subpoblación de osos andinos estudiada en la cuenca alta del río Pisque, en Imbabura.
Desde 2010 se conoce a 23 individuos que han nacido en este linaje de la cuenca alta del río Pisque, y todos van adquiriendo un código y un nombre propio, que es asignado por los técnicos de la Prefectura de Imbabura como parte de un proyecto de conservación de la especie.
“La reubicación de Tupak es una opción muy importante para evitar el ajusticiamiento y muerte de osos, pero también para evitar que estos animales tengan que ser mantenidos en zoológicos, como medida extrema frente a un arraigado aprendizaje de alimentación a partir de cultivos y animales de cría”, concluyó Andrés Laguna, biólogo del Gobierno Provincial de Imbabura. EFE