Washington, 20 mar (elmundo.cr) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para desmantelar el Departamento de Educación y devolver la autoridad educativa a los estados. Esta medida cumple una promesa de campaña y satisface al ala más conservadora del Partido Republicano.
Trump instruyó a la secretaria de Educación, Linda McMahon, a tomar “todas las medidas necesarias para facilitar el cierre del Departamento de Educación y devolver la autoridad educativa a los estados”, manteniendo la “prestación ininterrumpida de los servicios”. Sin embargo, el departamento no desaparecerá por completo, sino que quedará reducido a su mínima expresión para la gestión de fondos.
La eliminación total del departamento requiere la acción del Congreso, donde los republicanos tienen mayoría. Se espera que la decisión sea recurrida ante los tribunales, al igual que otros cierres de instituciones y despidos masivos recientes. Trump ya ha despedido a gran parte de la plantilla del departamento, lo que previsiblemente generará litigios.
El Ejecutivo argumenta que el gasto por alumno ha aumentado un 245% desde la década de 1970, mientras que las puntuaciones en matemáticas y lectura han caído. Sin embargo, se percibe un trasfondo ideológico en la decisión, especialmente tras la pandemia, cuando surgió un movimiento conservador y religioso que aboga por los derechos de los padres en la educación.
La orden de Trump prohíbe que los programas financiados con fondos remanentes promuevan “iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) ni la ideología de género”. La Casa Blanca argumenta que durante la administración Biden, el Departamento de Educación gastó más de mil millones de dólares en subvenciones para imponer ideologías radicales en las escuelas.
La financiación federal para estudiantes con discapacidades y escuelas de bajos ingresos se mantendrá, según la orden. McMahon trabaja en un plan para “acercar estos fondos a los estados, localidades y, lo que es más importante, a los estudiantes”.
Esta medida se enmarca en una campaña más amplia con un fuerte componente ideológico. La administración Trump ha congelado fondos para universidades como Columbia y Pensilvania, y ha amenazado a Georgetown por enseñar cuestiones de igualdad y diversidad. Además, el Departamento de Educación ha iniciado investigaciones en 52 universidades por supuesta discriminación contra estudiantes blancos y asiáticos.
