La biodiversidad constituye un elemento esencial en nuestros ecosistemas mundiales y constituye la base de las prácticas agrícolas y la producción de alimentos. Es fundamental para nuestro bienestar y seguridad alimentaria, pero suele verse amenazada por nuestras actividades. Sin embargo, en algunos lugares, los agricultores han aprendido a trabajar en armonía con el medio ambiente y utilizan los conocimientos transmitidos durante siglos para aplicar prácticas sostenibles y proteger la biodiversidad en los ecosistemas que los rodean. Estos agricultores y comunidades rurales han concebido y puesto en práctica formas ingeniosas de conservar, preservar y utilizar de manera sostenible la biodiversidad salvaguardando, al mismo tiempo, los medios de subsistencia y los paisajes únicos en los que viven.
A través del SIPAM, la FAO ayuda a preservar el patrimonio agrícola que salvaguarda la biodiversidad esencial para nuestro medio ambiente a la vez que proporciona medios de vida a las comunidades rurales.
Estos son solo cuatro ejemplos de sitios SIPAM que están contribuyendo a conservar y preservar la biodiversidad:
Sistema agrosilvopastoril de Barroso (Portugal)
Situado en el norte de Portugal, Barroso es una región agrícola que se caracteriza por una combinación de pastizales, bosques naturales, ganado, pueblos y huertos domésticos. Este armonioso sistema alberga una gran agrobiodiversidad, que abarca desde razas bovinas y variedades de papa únicas hasta bosques de robles con flora y fauna poco frecuentes.
La gestión social de las tierras y animales comunes por parte de las comunidades es una característica única de este sistema que ha preservado el medio ambiente proporcionando al mismo tiempo medios de subsistencia. Las tierras de pasto comunales son tierras de propiedad colectiva donde los cuidadores de ganado agrupan sus rebaños y se turnan para el pastoreo en función del número de bovinos que poseen. La función de los rebaños domésticos es importante para mantener los ecosistemas, ya que el pastoreo de ovejas y cabras en zonas de pastos pobres contribuye a controlar los arbustos y la vegetación, lo que reduce el riesgo de incendio. El riesgo de incendio, a su vez, representa una gran amenaza para la producción agroforestal y la biodiversidad regional).
El conocimiento adaptado de las comunidades sobre la tierra ha garantizado el uso de prácticas de subsistencia que preservan la biodiversidad y no dañan el ecosistema existente.
Sistema de cisterna-pueblo en cascada en la zona seca de Sri Lanka
En la parte más alta de Sri Lanka, la producción de cultivos puede estar muy limitada por las escasísimas precipitaciones, especialmente en la estación seca. Sin embargo, las comunidades de esta zona han adoptado estrategias a lo largo del tiempo para adaptarse a las condiciones climáticas y asegurar el suministro de agua mediante la construcción de cisternas.
El sistema se compone de cisternas, arrozales, bosques y huertos domésticos que están conectados por un único sistema de gestión hídrica que contiene las inundaciones y distribuye y retiene agua durante todo el año. Esta adaptación, además de las prácticas sostenibles de cría de peces y de cultivo, ha preservado la biodiversidad que se ha desarrollado en ese lugar.
Hay 226 especies de plantas en esa zona. Asimismo, se cultivan variedades endémicas de arroz, que también son resistentes a la sequía. En este sistema específico, que ha evolucionado durante casi 2 000 años, las comunidades del sistema de cisterna-pueblo han aprendido a cohabitar con animales salvajes garantizando, al mismo tiempo, que sus prácticas de medios de vida preserven los ecosistemas naturales.
Sistema agrícola tradicional de la Serra do Espinhaço meridional, en Minas Gerais (Brasil)
La sierra de Espinhaço, en el Brasil, es una de las sabanas más biodiversas del planeta. Las comunidades apanhadoras, recolectores de flores sempre-vivas, han establecido un complejo sistema agrícola que ha evolucionado junto con el entorno circundante. Gracias a una comprensión profunda de los ciclos naturales y los ecosistemas, así como al conocimiento de la gestión de la flora autóctona, estas comunidades han podido conservar la biodiversidad y la agrobiodiversidad para vivir en armonía con el medio ambiente.
La seguridad alimentaria y el sustento de los recolectores de flores sempre-vivas dependen del entorno que los rodea. Cultivan alrededor de 90 especies de cultivos, tales como hortalizas, frutas y tubérculos en huertos agroforestales, para satisfacer sus necesidades diarias. También producen maíz y arroz en grandes terrenos agrícolas, recolectan productos cultivados naturalmente, crían animales en pastos comunales y recogen flores en las tierras altas. Estas comunidades han integrado la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad en su cultura. Por ejemplo, la comunidad garantiza el acceso sostenible a la flora autóctona y su uso sostenible por medio de normas consuetudinarias basadas en sus conocimientos de los ciclos naturales y la intensidad de la recolección a fin de salvaguardar la reproducción de las especies.
Sistema de producción datilera en el oasis de Siwa (Egipto)
El oasis de Siwa es un ejemplo de la capacidad de los agricultores para adaptar la agricultura a las duras condiciones climáticas. El oasis, situado en un desierto con características especiales, está compuesto de una estructura de cubierta de tres capas, que ofrece una manera eficaz de producir alimentos y ganado y de preservar la flora y fauna silvestres, al tiempo que se aprovecha al máximo el uso de un recurso escaso: el agua.
En este sistema predomina el cultivo de palmas datileras, que se intercalan con otros cultivos, como los olivos y la alfalfa. En total, hay 46 especies diferentes de cultivos. El oasis de Siwa también ofrece un hábitat y agua a la fauna silvestre, como los anfibios, reptiles y muchas variedades de aves. Este sistema adaptado ha creado un microclima para la producción de cultivos, que es vital para los medios de vida y la seguridad alimentaria de la comunidad, y también un refugio para la fauna del cálido desierto. La gestión hídrica del sistema también ha permitido la preservación del recurso y facilita las prácticas de cultivo todo el año.
Estos sitios SIPAM preservan las prácticas agrícolas tradicionales que protegen los ecosistemas y permiten a las comunidades vivir en armonía con el entorno. La transmisión de conocimientos en estas comunidades ha sido fundamental para garantizar el sustento y para conservar y preservar la biodiversidad esencial para el planeta en su conjunto.
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en:
https://www.fao.org/fao-