Roma, 22 dic (elmundo.cr) – Ante la inminencia de la hambruna en Somalia, todavía hay tiempo para invertir la tendencia atendiendo las necesidades inmediatas de las comunidades rurales, que se encuentran entre las más amenazadas, según afirmó hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en el contexto de las conclusiones de una encuesta sobre seguridad alimentaria publicada recientemente. Sin embargo, a menos que esto vaya acompañado de una inversión masiva en resiliencia y apoyo a los medios de vida, nunca lograremos cambiar este patrón continuado de hambre extrema.
Somalia ha estado al borde de la hambruna en los últimos meses debido a la sequía histórica provocada por cinco temporadas de lluvias fallidas consecutivas, el alza vertiginosa de los precios de los productos alimentarios y el recrudecimiento del conflicto.
El Análisis de la Inseguridad Alimentaria Aguda de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF) señala de forma específica elevados niveles de mortalidad en algunas de las zonas más expuestas. Según la última actualización de las proyecciones, entre enero y marzo de 2023 se espera que 1,9 millones de personas se encuentren en condiciones de la fase 4 (“Emergencia”) de la CIF, cifra que aumentará a 2,7 millones de personas entre abril y junio. Hasta 727 000 personas podrían enfrentarse a una inseguridad alimentaria catastrófica en junio de 2023, lo que significa hambruna y muerte.
“La situación en Somalia sigue siendo grave. Los niveles actuales de ayuda humanitaria están ayudando a evitar situaciones extremas, pero no son suficientes para detener la amenaza de una hambruna más allá de unos pocos meses”, aseguró el Sr. Etienne Peterschmitt, Representante de la FAO en Somalia. “La gente está muriendo en la Fase 4 de la CIF. Sin embargo, se continúa centrando la atención en las declaraciones de hambruna como mecanismo para tomar medidas. Es necesario tomar medidas reales no sólo para ayudar a las comunidades a satisfacer sus necesidades inmediatas, sino también para que puedan adaptar sus medios de vida y crear resiliencia frente a las crisis climáticas y las perturbaciones económicas, preparándolas para lo que pueda deparar el futuro”.
“Se necesitarán niveles sostenidos de apoyo a gran escala hasta mediados o finales de 2023 si queremos prevenir, y no sólo retrasar, la hambruna”, añadió.
Las comunidades rurales son las más amenazadas
Las condiciones de sequía prolongada y sin precedentes han dejado a las comunidades pastoriles, agropastoriles y agrícolas incapaces de hacer frente a la situación. Las comunidades rurales de agricultores y pastores, así como las de desplazados —que en su inmensa mayoría proceden de zonas rurales—, se encuentran entre las más expuestas al riesgo de hambruna. Su supervivencia depende de la de sus rebaños y de su capacidad para cultivar, que se han visto gravemente afectadas por la prolongada sequía. La nutrición de sus hijos está ligada de manera inextricable a la salud y productividad de su ganado. Incapaces de producir leche, esos animales llevan un año muriendo a un ritmo alarmante.
Es crucial salvar el ganado y mantenerlo alimentado y sano, ya que es la única fuente de alimentos e ingresos de muchas comunidades rurales. Los resultados preliminares de un próximo estudio en el Cuerno de África indican que mantener el ganado alimentado redujo el riesgo de malnutrición aguda hasta en un 11 % y de retraso del crecimiento infantil hasta en un 8 % en las comunidades pastoriles. Proporcionar esta ayuda es relativamente barato, con una media de unos 0,40 USD por cabra, en comparación con los 40 USD que cuesta reemplazarla.
La FAO continuará proporcionando bloques multinutricionales y vacunas para los animales y restaurando los pozos de agua, junto con ayuda en efectivo para asistir a la población a cubrir sus necesidades básicas.
La ayuda a los medios de vida sufre una grave escasez de fondos
La ayuda a los medios de vida rurales salva vidas, ayudando a la población a permanecer en sus hogares cuando es seguro hacerlo y allanando el camino para una futura recuperación. Actualmente, la falta de financiación a gran escala para el apoyo a los medios de vida, la producción alimentaria resiliente al clima y las prioridades de desarrollo plantea grandes retos. Esto hace que los medios de vida y los sectores productivos de los que dependen sean débiles y vulnerables a las perturbaciones climáticas y económicas.
Respuesta de la FAO a la crisis
De mayo a diciembre de 2022, en el marco del Plan para ampliar la prevención de la hambruna, la FAO ha llegado a más de 700 000 personas en 35 distritos con dinero en efectivo, a más de 40 000 personas con insumos agrícolas como semillas, piensos y fertilizantes, ha tratado a 11 millones de animales para ayudarles a sobrevivir y ha transportado 27 millones de litros de agua en camiones a zonas remotas.
Se han proporcionado más de 24 millones de USD en efectivo, junto con ayuda para los medios de vida, a las comunidades rurales más expuestas a la hambruna.
Además, la FAO tiene previsto llegar a más de un millón de personas más en los próximos meses.
Aunque se espera que el llamamiento de la FAO esté financiado en un 70 % a lo largo del año, todavía se necesitan urgentemente fondos adicionales para proporcionar ayuda vital a través de transferencias de efectivo en zonas rurales de difícil acceso, así como para asegurar la cosecha de la temporada principal de Gu, y garantizar que aquellos que pueden sembrar reciban los insumos a tiempo.