Por María Prieto (dpa)
Berlín, 13 ene (dpa) – Alemania allanó ayer el camino hacia una nueva gran coalición de Gobierno superando las reticencias de los socialdemócratas a reeditar una alianza con la canciller Angela Merkel tras el revés electoral histórico sufrido en los pasados comicios legislativos de septiembre.
“Por supuesto que están, sobre todo, aliviados”, señaló el semanario “Der Spiegel” sobre el estado de ánimo de los líderes de los dos partidos que lograron in extremis taponar la mayor crisis de Gobierno que ha enfrentado la potencia europea.
No solo eso. Con la firma de este compromiso preliminar, Merkel y Schulz, además de encauzar el futuro de un país que cumple casi cuatro meses con un Ejecutivo en funciones, disipan el fantasma de una nueva cita con las urnas que, de tener lugar, amenazaba con cavar sus tumbas políticas.
“En el acuerdo de los conservadores y del SPD no se perciben nuevas ideas. El miedo a nuevas elecciones se ha superpuesto al miedo a la mediocridad”, lamentó el diario muniqués Süddeutsche Zeitung (SZ).
Ese temor a lo desconocido, esa aversión al riesgo que a menudo se le achaca a los alemanes, unido a la responsabilidad con el electorado explicaría que un SPD que la misma noche electoral se negó de forma categórica a repetir como socio menor bajo la batuta de Merkel se haya plegado finalmente a sus deseos.
“Lo que aparece en el documento es cómodo para Merkel, refleja que la canciller ha podido evitar aquello que no le gustaba. Para el SPD es, sin embargo, difícil justificar que este acuerdo ha sido un acierto”, destacó el diario conservador “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.
En el escrito que servirá de base para las futuras negociaciones de Gobierno la mandataria y sus socios bávaros, la Unión Cristianosocial (CSU), han logrado imponer una política migratoria restrictiva y han evitado un aumento impositivo a las rentas más altas, en contra de la voluntad de los socialdemócratas.
“El SPD puede presentar algunos éxitos en áreas de la política social”, explicó el SZ, dando a entender que Schulz se había tenido que conformar con poner al acuerdo un mínimo acento socialdemócrata al incluir puntos como una mayor inversión en las escuelas o medidas que persiguen combatir la pobreza en la vejez.
La pregunta clave es si esta vez la estrategia funcionará a los socialdemócratas. En los últimos cuatro años, también como socio menor de Merkel, el SPD imprimió su firma en las grandes reformas que se acometieron en la legislatura y aun así en las elecciones de septiembre sufrió su mayor descalabro electoral.
Ahora su identidad aparece más diluida pero corre el riesgo de desmovilizar a su electorado tradicional y ahondar en la crisis que de un tiempo a esta parte destruye sin miramientos a la socialdemocracia europea.
A la espera de que las bases del SPD voten el próximo 21 de enero en un congreso extraordinario en Bonn si aceptan entrar en negociaciones formales con los conservadores, muchos ya ven este documento preliminar como un gran éxito. “Al menos se ha conseguido dar la respuesta adecuada a los viejos y nuevos populistas de derechas, a quienes nada les gusta más que el fracaso de los partidos democráticos”, resume el SZ.
Con el principio de acuerdo alcanzado, Merkel, que Gobierna ininterrumpidamente Alemania desde 2005, demuestra una vez más que es un animal político que se crece ante la adversidad.
Las elecciones legislativas del 24 de septiembre dejaron a la dirigente en una encrucijada. La negativa inicial del SPD a sellar una nueva alianza llevó a la canciller a trabajar para sacar adelante un Gobierno tripartito con liberales y Los Verdes.
El intento fracasó y, cuando muchos aventuraban que esta vez no encontraría la salida del laberinto, la canciller hizo de nuevo gala de sus artes negociadoras para encandilar al SPD y de paso evitar dar alas en unas nuevas elecciones al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), que desde septiembre es la tercera fuerza política en el país.