Roma, 5 mar (elmundo.cr) – Los efectos de la falta de lluvias sobre la producción agrícola han añadido dos nombres -Namibia y Tanzania- al listado de la FAO de países que necesitan ayuda alimentaria externa, a lo que hay que sumar las dificultades provocadas por las langostas del desierto, si bien la producción mundial de cereales se presenta abundante, según explica el informe trimestral de la FAO Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, publicado hoy.
El informe contiene una sección especial sobre el brote de langosta del desierto en África oriental. Se subraya que si bien las langostas tuvieron un impacto mínimo en las cosechas de 2019 -que ya se habían recolectado en gran parte antes de que llegara el plaga-, existe una “seria inquietud por los cultivos y los pastizales en 2020”.
Las explotaciones agrícolas de Etiopía y Somalia pueden esperar cuantiosas pérdidas si no se intensifican las medidas de control, poniendo en peligro la importante cosecha de la temporada “gu” de Somalia, que supone cerca del 60 por ciento de la producción total anual de cereales del país. Las langostas ya han llegado a las principales zonas productoras de sorgo de Somalia y están cerca de las grandes zonas de cultivo del maíz.
Las consecuencias de las condiciones climáticas secas han agravado la inseguridad alimentaria en Namibia y Tanzania, y ambos países se suman a la lista de los que necesitan ayuda externa. El elenco incluye ya a Afganistán, Bangladesh, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Congo, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Guinea, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo y la República Popular Democrática de Corea, Haití, Iraq, Kenya, Lesotho, Liberia, Libia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Myanmar, Níger, Nigeria, Pakistán, República Árabe Siria, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Uganda, Venezuela, Yemen, Zambia y Zimbabwe.
A pesar de los problemas en África oriental, la producción total de cereales en los 51 países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA) aumentó en un 1,0 por ciento en 2019, impulsada por los avances en Asia central y el Cercano Oriente. No obstante, las necesidades de importación de cereales previstas para los PBIDA se estiman en 719 millones de toneladas, con un aumento de 4,2 millones de toneladas respecto al año anterior. Estas necesidades de importación han aumentado fuertemente en Zimbabwe y Kenya debido a las malas cosechas y las escasas existencias, mientras que bajaron en Afganistán y la República Árabe Siria.
La FAO ha elevado también su estimación de la producción mundial de cereales de 2019 hasta los 2 719 millones de toneladas, debido a que la producción de maíz en África occidental y Ucrania ha sido superior a la prevista. Para las cosechas de 2020, las primeras perspectivas mundiales de producción de trigo son favorables, en particular en el Lejano Oriente, en vista del aumento previsto de la superficie cultivada y de las condiciones meteorológicas favorables, mientras que la mejoría de las precipitaciones ha impulsado las expectativas de rendimiento en varios países del Cercano Oriente.