Nairobi, 7 feb (NoticiasONU) – Hasta diez millones de personas podrían morir anualmente de aquí a 2050 debido a la resistencia a los medicamentos que han desarrollado algunas bacterias y otros microbios, según afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en un informe presentado el martes en Bridgetown (Barbados).
Para reducir esas alarmantes cifras, el documento destaca la necesidad de reducir la contaminación, especialmente la generada por los sectores farmacéutico, sanitario y agrícola.
El estudio se centra en las dimensiones medioambientales de los antimicrobianos, que es como se conoce a las bacterias, virus, hongos y parásitos que dejan de responder a los medicamentos al habituarse a ellos.
El PNUMA también pide que se refuercen las medidas para reducir la aparición, transmisión y propagación de “superbacterias” (cepas de bacterias que se han hecho resistentes a todos los antibióticos conocidos) y otros casos de antimicrobianos, que ya se están cobrando un grave tributo en la salud humana, animal y vegetal.
Otro ejemplo de desigualdad
“El informe sobre la resistencia a los antimicrobianos publicado hoy por el PNUMA es un ejemplo más de desigualdad, en el sentido de que la crisis de la resistencia a los antimicrobianos está afectando de manera desproporcionada a los países del Sur”, declaró la primera ministra de Barbados, Mia Mottley, que preside una iniciativa respaldada por la ONU en la que participan líderes mundiales y expertos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los antimicrobianos se encuentran entre las diez principales amenazas mundiales para la salud.
En 2019, se estima que 1,27 millones de muertes en todo el mundo se atribuyeron directamente a infecciones resistentes a los medicamentos. En general, casi cinco millones de muertes se asociaron con esa resistencia.
Se espera que para 2050 se produzcan unos 10 millones de muertes directas adicionales al año, lo que equivale al número de muertes causadas globalmente por el cáncer en 2020.
Alimentación y salud en peligro
Los antimicrobianos y las superbacterias también afectan a la economía y se espera que cause una caída del Producto Interior Bruto (PIB) de al menos 3,4 billones de dólares anuales para finales de la década, empujando a unos 24 millones de personas a la pobreza extrema.
Los sectores farmacéutico, agrícola y sanitario son los principales impulsores del desarrollo y la propagación de los antimicrobianos en el medio ambiente, junto con los contaminantes procedentes de sistemas deficientes de saneamiento, alcantarillado y residuos municipales.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, explicó que la triple crisis planetaria, el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, ha contribuido a este fenómeno.
“La contaminación del aire, el suelo y los cursos de agua socava el derecho humano a un medio ambiente limpio y sano. Los mismos factores que provocan la degradación del medio ambiente están agravando el problema de la resistencia a los antimicrobianos. Los efectos de la resistencia de los antimicrobianos podrían destruir nuestra salud y nuestros sistemas alimentarios”, advirtió.
Una respuesta sanitaria
Hacer frente a los antimicrobianos requiere una respuesta multisectorial que reconozca que la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente están estrechamente relacionados y son interdependientes.
Esto está en consonancia con el marco de “Una sola salud” desarrollado las citadas agencias de la ONU, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (WOAH).
El informe se presentó en la Sexta Reunión del Grupo de Líderes Mundiales sobre la antimicrobianos, presidida por la primera ministra Mottley.
Contiene medidas para hacer frente tanto al deterioro del entorno natural como al aumento de la resistencia a los antibióticos, centrándose en abordar las principales fuentes de contaminación derivadas de un saneamiento deficiente, las aguas residuales y los residuos comunitarios y municipales.
Recomendaciones
Las recomendaciones incluyen:
- la creación de marcos sólidos de gobernanza, planificación, reglamentación y legislación a nivel nacional
- el aumento de los esfuerzos mundiales para mejorar la gestión integrada del agua
- el establecimiento de normas internacionales sobre lo que constituye un buen indicador microbiológico de antimicrobianos a partir de muestras ambientales
- la exploración de opciones para reorientar las inversiones, incluso para garantizar una financiación sostenible