San José, 11 nov (elmundo.cr) – El Alto Comisionado Auxiliar para Operaciones de ACNUR, Raouf Mazou, realizó una visita de dos semanas en las Américas.
En Costa Rica, México, Guatemala y Canadá, Mazou fue testigo de la difícil situación de las personas que se ven forzadas a huir en la región y escuchó directamente de ellas los peligrosos riesgos a los que se enfrentan en sus viajes en busca de protección. También se encontró con personas refugiadas que están reconstruyendo sus vidas.
Mazou comentó que “me animó ver cómo los países de las Américas se esfuerzan por trabajar juntos para ayudar a las personas que se desplazan y encontrar soluciones”.
“Pero los patrones de desplazamiento en la región son dinámicos y plantean continuamente nuevos retos para que los Estados aborden eficazmente las causas fundamentales que obligan a las personas a abandonar sus hogares, así como para que satisfagan sus necesidades humanitarias y les ayuden a rehacer sus vidas en condiciones de seguridad”, prosiguió.
“Lo que escuché de las personas desarraigadas – refugiadas, desplazadas internas y migrantes – es que buscan seguridad, estabilidad y un lugar al que llamar hogar”, declaró Mazou.
En Costa Rica se quintuplicaron las solicitudes de asilo en los seis primeros meses del año en comparación con el mismo periodo del año anterior, mientras que México recibió un 14 por ciento más de solicitudes. México y Costa Rica ocuparon el tercer y cuarto lugar en cuanto a nuevas solicitudes de asilo en todo el mundo en 2021. En los últimos dos años, el número de personas que solicitan protección internacional en Guatemala aumentó casi un 160 por ciento.
Mazou subrayó la necesidad de continuar apoyando a los países para que fortalezcan sus sistemas de asilo y, al mismo tiempo, implementen vías complementarias de protección y ayuden a las personas a empezar de nuevo en las comunidades que las acogen.
Se observan oportunidades de inclusión socioeconómica en todos los países. Por ejemplo, en Monterrey, México, ACNUR ha establecido alianzas clave que promueven el empleo, la educación, la comunidad, la salud y la inclusión legal de las personas desplazadas.
“Para hacer frente a los desafíos de estos movimientos, se necesita más apoyo internacional, con el fin de fortalecer la respuesta humanitaria y apoyar los esfuerzos de los actores del desarrollo, el sector privado y las instituciones financieras internacionales”, señaló Mazou.
