En medio del permanente horror provocado por el conflicto y junto a las decenas de miles de víctimas humanas producidas en Gaza, Hakmah El-Hamidi ha perdido al menos la mitad de sus animales. Ha criado ganado desde que era una niña, se despertaba a las 7.00 para alimentarlo y cuidarlo y repetía esta tarea por la tarde y por la noche.
“No hay comida, no hay cebada, no hay forraje y tampoco hay agua mientras dura el conflicto; teníamos más de 40 cabezas de ganado y ahora son 20 o incluso menos”, cuenta Hakmah, residente de Al-Zuwayidah, en el centro de la Franja de Gaza.
Estas pérdidas han asestado un duro golpe al medio de subsistencia de su familia. No obstante —señala Hakmah—, “la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) nos ha ayudado mucho proporcionándonos forraje. Gracias a Dios, nuestros animales están más saludables y ya no se mueren”.
Añade que el botiquín veterinario facilitado por la FAO también “me ha ayudado mucho; contiene vitaminas y espray antipulgas. Las pulgas estaban atacando a los animales, así que lo pulverizo, como puede ver. Es realmente bueno”.
A pesar de los retos de seguridad y acceso que afrontan todos los organismos humanitarios que llevan ayuda a Gaza, la FAO ha distribuido forraje a más de 4 400 familias ganaderas en las gobernaciones de Deir al-Balah, Khan Younis y Rafah de Gaza. Además, se suministraron botiquines veterinarios a unas 2 400 familias con el fin de mejorar la salud del ganado y preservar los medios de vida en toda la Franja. Los botiquines contienen productos muy necesarios para proteger la salud de los animales, como multivitaminas, desinfectantes, bloques de sal y espráis de yodo para las heridas.
Evidentemente, el apoyo que Hakmah ha recibido dista mucho de ser suficiente. Explica que necesita más forraje, más medicamentos y material de cubierta para proteger a sus animales.
Las continuas hostilidades han provocado el hundimiento de la producción local de alimentos y han contribuido al rápido deterioro de la seguridad alimentaria en Gaza. En torno al 86 % de la población de Gaza (1,84 millones de personas) afrontan niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda, con un riesgo de hambruna persistente en toda la Franja.
Según datos de satélite en los que se ha basado una evaluación reciente realizada por la FAO y el Centro de Satélites de las Naciones Unidas, más de dos tercios de las tierras agrícolas han quedado destruidas.
Asimismo, las evaluaciones rápidas realizadas por la FAO indican que casi 15 000 bovinos (el 95 % del total de Gaza) han muerto, y casi todos los terneros han sido sacrificados. Menos de 25 000 ovejas (en torno al 43 %) y solo unas 3 000 cabras (aproximadamente el 37 %) siguen vivas. Se han comunicado también pérdidas importantes en el sector avícola, donde solo 34 000 aves (el 1 % del total) aún viven.
Ward Saeed, originaria de El-Zetoun, en el casco antiguo de Gaza, y actualmente desplazada en Deir al-Balah, es otra ganadera que ha experimentado pérdidas enormes de animales en el transcurso de un año traumático.
“Nos vimos obligados a desplazarnos y trasladarnos al sur por culpa de la guerra. Nos llevamos a nuestros animales y perdimos la mitad —la mayoría— por el camino. Estos son los únicos que nos quedan, y son nuestra única fuente de subsistencia”, explica. Pero para ella y su familia, intentar encontrar alimentos para el ganado significa poner en riesgo sus vidas en medio del bombardeo de misiles.
Ward también señala: “Hemos contado con la ayuda de la FAO, el forraje y el botiquín veterinario, pero esto no es suficiente, necesitamos más”.
Cuenta que las necesidades más importantes son el forraje del ganado, el abrigo y la comida. Y el forraje es casi imposible de encontrar en medio de las ingentes cifras de desplazados que tratan desesperadamente de alimentarse a sí mismos y a sus animales.
Teniendo en cuenta que la ayuda agrícola es uno de los principales componentes de la asistencia humanitaria, que contribuye a que los agricultores refuercen su resiliencia y puedan alimentar a sus comunidades y familias, no resulta extraño que el forraje constituyera el principal producto importado en Gaza antes de la guerra. Casi 650 camiones entraban en la Franja cada mes cargados con forraje antes del 7 de octubre.
La FAO, con el apoyo de los Gobiernos de Bélgica, Italia, Malta y Noruega, está trabajando en estrecha colaboración con el Ministerio de Agricultura palestino y las organizaciones no gubernamentales locales para distribuir el forraje y los botiquines veterinarios entre los ganaderos de Gaza.
La operación ha tropezado con obstáculos de carácter logístico y en materia de seguridad, concretamente las restricciones en las zonas de paso y la desaparición de la ley en Gaza, que limitan el suministro de la ayuda.
Pero la FAO está dispuesta a redoblar sus esfuerzos para suministrar más insumos a los agricultores y pastores gazatíes, una vez que se restablezcan plenamente las condiciones de acceso y seguridad. Las nuevas entregas incluirán piensos concentrados, plásticos para invernaderos, tanques de agua de plástico, vacunas, barras energéticas, cobertizos de plástico, refugios para animales y más botiquines veterinarios.
Para los ganaderos de Gaza, como Hakmah y Ward, este apoyo proporcionado por la FAO y sus asociados para contribuir al mantenimiento de sus maltrechos medios de vida no puede hacerse esperar.
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en:
https://www.fao.org/newsroom/story/protecting-livelihoods-and-lives-in-gaza/es.