Washington, 19 jul (VOA) – Cuando quedan siete semanas para que el bitcoin entre a la economía salvadoreña como moneda de curso legal luego de ser aprobada por el gobierno salvadoreño –sin discusión técnica ni participación de los distintos sectores del país- el gobierno apuesta por convencer que se trata de una estrategia innovadora “para dinamizar la economía y atraer inversiones”.
Sin embargo, detractores y defensores de la ley aprobada la madrugada del 9 de junio por la Asamblea Legislativa, obediente al presidente Nayib Bukele, tienen dudas sobre los tópicos de la legislación que entra en vigencia el 7 de septiembre próximo.
La gratuidad en el envío de remesas, como justificó el gobierno salvadoreño para lograr adeptos en el exterior a esa apuesta económica que ha generado gran incertidumbre dentro y fuera del país gracias a información técnica compilada luego de la aprobación de la ley, que deja ver otras aristas al problema como arrastrar las remesas a esa canasta.
Manuel Orozco, experto en remesas y desarrollo y director del Centro de Migración y Estabilización Económica de Creative Internacional, en Washington, comenta a la Voz de América que el querer relacionar como un aprovechamiento de la ley para enviar remesas “gratuitas” no es más que una ilusión mediática para justificar una medida inconsulta.
Pues datos técnicos provenientes del Banco Mundial y otras agencias como la que dirige, por larga data han monitoreado las remesas; costos, efectividad, medios de envío e impacto en las poblaciones que reciben esas transferencias, y prueban que el bitcoin no sería gratuito, incluso inclinarse por esa vía aumentaría los costos de envío y conversión a dólares.
También un estudio reciente titulado “Bitcoin, la torpeza de Bukele”, liderado por el economista Steve H. Hanke, y su equipo de alumnos e investigadores de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Maryland, expone con datos comparativos el costo real que acarrearía enviar remesas a través de bitcoin y no por operadores del mercado actual.
“El presidente ha afirmado que bitcoin es un método más barato para enviar y recibir remesas que los métodos utilizados actualmente para la transferencia de dólares a El Salvador. Examinamos la afirmación del presidente y concluimos que es falsa”, afirma el estudio.
El Salvador tiene una de las tazas más bajas para enviar remesas desde Estados Unidos, no solo en Latinoamérica sino a nivel mundial, porque el efectivo no pierde valor y está sujeto a un solo pago que cubre gastos de transferencia, comisión, seguros y cobertura en operaciones internacionales de divisas.
Manuel Orozco considera que el gobierno salvadoreño estaría utilizando la monetización con bitcoin como una tarjeta de crédito más para hacer frente a su abultada deuda del 89,4% del Producto Interno Bruto del país (PIB), según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).
“Es claro -dice Orozco- que el gobierno quiere enganchar el envío de remesas a la criptomoneda porque el volumen de las transferencias que mandan los salvadoreños desde Estados Unidos es significativamente alto, y sigue creciendo cada año al punto de ser el 30% del PIB del país”.
Solo en los primeros cuatro meses de este año El Salvador había recibido 2.350 millones de dólares en remesas con un crecimiento del 47% comparado con 2020, año que mantuvo la tendencia sostenida de crecimiento.
“En relación con las remesas existe una gran incertidumbre de parte del consumidor sobre lo que significa enviar vía bitcoin, segundo y más importante es que el mercado de remesas ha funcionado eficientemente con un nivel de competencia bastante grande con más de 15 empresas ofreciendo las transferencias en dólares a un costo de los más bajos en el mundo”, comenta Orozco a VOA.
Explica además que al entrar en vigencia la ley de la criptomoneda impactará sobre la política fiscal, la política monetaria con el tipo de cambio y también en el orden macroeconómico. “Adoptar una moneda adicional a estas alturas es como diversificar su dependencia, como cuando una persona se consigue una segunda tarjeta de crédito para compensar la deuda que ya tiene en la primera, eso es básicamente lo que trae el aspecto fiscal”, dice Orozco.
Otros van más allá en sus críticas al gobierno salvadoreño como el profesor Hanke de la Facultad de Economía de la Universidad Johns Hopkins. El experto considera que la misma ley que firmó Nayib Bukele, la que defendió días después en una larga cadena de radio y televisión “como sencilla y nada compleja”, deja ver que está redactada por aprendices de economía.
Explica cómo durante un encuentro de “evangelistas de la criptomoneda” en Miami, Florida, se anunció que El Salvador adoptaría el bitcoin como moneda de curso legal y que en cuestión de horas entró la iniciativa de ley al pleno legislativo.
“Si lees la ley, es claro que ha sido escrita por ‘amateurs’ que no saben nada de monedas y finanzas. El bitcoin no es una moneda y la volvieron una moneda de curso legal. Es otra torpeza; el bitcoin es un bien altamente especulativo, no califica como moneda”, dice el estudio del centro académico en Baltimore.
Y Orozco enfatiza que el gobierno salvadoreño podría estar apostando a reducir el déficit fiscal que ya tiene –por el gasto en dólares que tiene que afrontar para pagar su deuda- y que con el bitcoin la resolvería bajo el precepto que una masa robusta de consumidores entre ellos los miles de salvadoreños que envían remesas pondrían su confianza en la criptomoneda.
“Sin embargo el nivel de confianza sobre otra moneda paralela es bastante bajo”, sentencia.
La opinión pública aún renuente
Los altos niveles de confianza de los salvadoreños en la gestión del presidente Bukele empezarían a ponerse a prueba con esta ley que a pesar de la ingente suma de recursos del estado para promoverla -a través de campañas publicitarias- todavía no logra calar en la conciencia colectiva.
El economista Carlos Acevedo, expresidente del Banco Central de Reserva (BCR) durante la primera gestión del gobierno de FMLN, comenta la Voz de América que la larga cadena de radio y televisión que emitió Bukele ante la incertidumbre generada por a aprobación de la ley, al menos bajó un poco, al aclarar algunos conceptos preocupantes.
Entre estos la obligatoriedad en el uso y aceptación del bitcoin para cualquier transacción comercial según uno de los artículos de la escueta ley, misma que como experto lo llevó a valorar que la apuesta gubernamental podría arrastrar a toda la economía y al sector financiero del país.
Sin embargo, apunta Acevedo, la palabra del presidente todavía queda a prueba mientras no se conozca el contenido del documento que estaría normando la legislación y que estarían preparando en el BCR, el que debe ser publicado antes de la entrada en vigencia el 7 de septiembre.
Y en cuanto a las remesas, Acevedo agrega que el gobierno pareciera apostar porque los cientos de miles de salvadoreños que envían remesas desde Estados Unidos se conecten a la red; paguen, compren bitcoines y las envíen a sus familiares también conectados en la red “Chivo” impulsada por el gobierno que ha dicho que subsidiará con un bono inicial de 30 dólares por persona en El Salvador y creará un fideicomiso de 100 millones de dólares del estado para compensar los altibajos de la criptomoneda.
Pero aún así todavía quedan los gastos que deberán asumir por el pago de comisiones de cambiar sus dólares ganados en Estados Unidos y convertirlos a bitcoines para que luego su familia en El Salvador, también tenga que convertirlos otra vez a dólares para hacer las compras rutinarias de la canasta básica y otro servicios en los que se gastan las remesas, explica Acevedo.
El economista también pone sobre la mesa el tópico que el gobierno no explica a la población que el bitcoin es adquirido por especuladores que apuestan sobrantes de sus capitales para comprar la criptomoneda bajo el precepto que esta subirá de valor.
“El gobierno salvadoreño no acaba de entender la diferencia entre el bitcoin o las criptomonedas como activos especulativos de alto riesgo y su función como moneda de curso legal, que por la volatilidad que tienen y el anonimato hacen que sean poco útiles como moneda de curso legal”, apunta Acevedo.
El primer estudio de opinión sobre el tema lo publicó esta semana la Universidad Francisco Gavidia e indica que entre los salvadoreños prima la desconfianza y desconocimiento sobre el bitcoin; muchos desconfían ver que sus ingresos como sueldos y remesas en dólares sean convertidos a bitcoines.
La muestra tomada entre 1.233 salvadoreños de distintos sectores a nivel nacional refleja que el 95% de los consultados considera que el dólar es la moneda más estable para su economía familiar. Y el 64,8% no está dispuesto a recibir sus ingresos como sueldos o remesas en bitcoines, solo un 16% estaría en disposición de migrar a la criptomoneda.
El estudio de opinión también reflejó que existe un desconocimiento profundo entre los salvadoreños sobre el valor de cambio del bitcoin; un 48% dijo que apenas tiene conocimientos básicos; y solo un 4,6% dijo conocer mucho de la nueva moneda adoptada por su gobierno.
Otro punto relevante del sondeo es la valoración que los salvadoreños dan al criterio del presidente al imponer el bitcoin en el país, un 52,1% manifestó que confía en el presidente, pero no está de acuerdo con la implementación de la nueva moneda; un 30% dijo que no confía en el mandatario ni en sus políticas y un 15,5% dijo que confía a pie juntillas en Bukele al igual que en la criptomoneda.
Entre los salvadoreños en el exterior también prima la desconfianza e incertidumbre sobre la nueva política monetaria y persisten dudas sobre cómo se implementaría y si el gobierno salvadoreño obstaculizaría enviar remesas por medios tradicionales para impulsar su nueva política económica.
La inmigrante salvadoreña Marta Cartagena que labora en un restaurante salvadoreño en el área de Washington confiesa a la Voz de América que sus envíos mensuales son para gastos y que su madre no estaría en disposición de estar haciendo transferencias, porque los dólares que ella deposita desde el área de Washington llegan al momento de la transferencia sin ningún trueque y su progenitora dispone de estos para gastos cotidianos.