Lisboa, 04 oct (AFP) – Los portugueses acudían a las urnas este domingo, después de haber vivido cuatro años de austeridad, en unas elecciones legislativas en las que se perfila la victoria de la coalición saliente de centroderecha, liderada por el primer ministro Pedro Passos Coelho.
Los colegios electorales abrieron a las 08H00 (07H00 GMT) y cerrarán a las 19H00 (18H00 GMT). Se esperan las primeras estimaciones una hora después del cierre.
Las encuestas indican que los electores están dispuestos a otorgar nuevamente su confianza a la actual alianza de gobierno, que sacó al país de un abismo financiero con un severo plan de rigor, aunque no llegaría a la mayoría absoluta.
La coalición de centroderecha, en el poder desde 2011, obtendría, a tenor de los sondeos, 37,5% de los votos contra 32,5% para el Partido Socialista, dirigido por Antonio Costa, exalcalde de Lisboa.
“Estoy muy tranquilo esperando el veredicto del pueblo”, dijo Passos Coelho a la prensa extranjera tras votar en Massama, en las afueras de Lisboa.
Más de 9,6 millones de electores están convocados para renovar el mandato de 230 diputados del Parlamento, cámara en donde la coalición de gobierno contaba hasta ahora con una cómoda mayoría de 132 escaños.
Inimaginable hace unos meses, la subida de popularidad de la alianza entre el Partido socialdemócrata (PSD, centroderecha) y el CDS (derecha) sorprendió a los socialistas, que lideraban las encuestas desde el otoño boreal de 2012.
“La derecha recuperó una parte de los votos del electorado centrista y logró pasar el mensaje de que el regreso al poder de los socialistas significaría la bancarrota, como en 2011”, comentó a la AFP el politólogo Antonio Costa Pinto.
Electo en junio de 2011, Pedro Passos Coelho, de 51 años, un centrista liberal, tomó las riendas de un país que estaba al borde del default.
Su predecesor, el socialista José Socrates, acababa de pedir una ayuda de 78.000 millones de euros a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El espectro de la troika
En mayo de 2014, el país se liberó de la tutela de la troika (UE-FMI-BCE) sin pedir una extensión, otro mérito de peso para Passos Coelho.
Un argumento que los electores parecen tomar en cuenta. “Temo que el PS se ponga a gastar de nuevo, como en el pasado, y que estemos en la misma situación que hace cuatro años, y que tengamos que solicitar a la troika”, estimó Pedro Nunes, un banquero de 35 años.
Hoy, tras un plan de rigor sin precedentes, con aumento de impuestos y cortes salariales, el país se recupera económicamente y el desempleo está en baja.
El líder del partido socialista, Antonio Costa, de 54 años, ha intentado distanciarse de la pesada herencia de José Socrates, presentando un programa económico moderado y prometiendo evitar excesos en el gasto público.
“Los portugueses quieren cambiar de gobierno, de política y abrir un nuevo ciclo de esperanza”, dijo Costa con una gran sonrisa a la salida de su colegio electoral, en las afueras de Lisboa.
Los muy mediáticos problemas judiciales de Socrates también marcaron la campaña del PS. Detenido por corrupción y blanqueo de dinero en noviembre de 2014, el exprimer ministro portugués se encuentra desde septiembre bajo arresto domiciliario.
La crisis griega, que los portugueses siguen muy de cerca, podría también pesar a favor de la coalición de derecha, que no cesó de comparar a los socialistas portugueses al partido griego de izquierda radical, Syriza.
Las imágenes de largas filas frente a los bancos en Grecia impactaron a los portugueses.
Pero nada asegura que la derecha obtenga un mandato claro para poder gobernar. Sin aliados potenciales, un eventual gobierno minoritario de derecha se enfrentaría en el Parlamento a una mayoría de izquierda, aunque muy dividida.
Conocido por sus dotes de negociador, Antonio Costa podría – pese a las diferencias ideológicas – formar una alianza con el Partido Comunista y el Bloque de Izquierda, movimiento hermano de Syriza, que suman ambos entre el 16% y el 18% de las intenciones de voto.
“Si el PS pierde por poco, no se excluye que intente formar un gobierno minoritario con el apoyo parlamentario de la extrema izquierda”, estima el politólogo José Antonio Passos Palmeira.
No obstante, la abstención podría ser la gran protagonista de estas elecciones, que en 2011 alcanzó un récord de 41,9%.
Y esto pese a un último llamado del jefe de Estado, Anibal Cavaco Silva, que pidió a los portugueses acudir a las urnas, estimando que estas elecciones son “cruciales para el país”.