¿Podría ir aun peor? La UE mira 2017 con preocupación

Por Ansgar Haase (dpa)

Desde el “Brexit” a la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. La Unión Europea (UE) vivió en 2016 un año de continuos sobresaltos. En general fue un “annus horribilis”, ¿pero anuncia eso el fin de la comunidad europea? A continuación, dpa repasa los acontecimientos más importantes y pone la vista en 2017:

La conmoción del “Brexit”

Los defensores de la UE vivieron un momento triste el 24 de junio, cuando quedó claro que los británicos votaron a favor de la salida del Reino Unido del bloque. La UE se enfrenta ahora a la mayor fractura de su historia, el abandono de uno de sus miembros.

Está previsto que la negociación entre Londres y Bruselas comience en 2017 y dure un máximo de dos años. Ese plazo solo podría prolongarse con el visto bueno de todos los países de la UE. No está claro qué pasará si no se consigue llegar a un acuerdo. Algunos no descartan que el Reino Unido dudase de lo decidido y convocase un nuevo referéndum. Según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, las negociaciones para la salida de la UE podrían interrumpirse en cualquier momento.

El auge de los populismos

Austria consiguió alejar por ahora el fantasma de la extrema derecha, al elegir en la repetición de las elecciones presidenciales a un ex líder verde frente a un ultraderechista. Pero en 2017 año se celebrarán elecciones en varios países del bloque en los que la extrema derecha está en auge.

En Holanda el euroescéptico y xenófobo Geert Wilders figura en las casillas de salida para los comicios de marzo. En Francia se considera muy probable que la ultraderechista Marine Le Pen llegue a la segunda vuelta de las presidenciales. Alemania celebrará elecciones parlamentarias en otoño (boreal) y en ellas se verá la fuerza del partido populista de derechas AfD. Y tras la dimisión de Matteo Renzi, Italia también podría tener que acudir a las urnas, con los populistas Movimiento Cinco Estrellas en alza.

El acuerdo de libre comercio con Canadá (CETA)

El 27 de octubre de 2016 debería haber sido un hito en la historia de la política comercial europea. Pero los críticos a la globalización de la región belga de Valonia hicieron saltar por los aires el calendario e hicieron temer por el acuerdo de libre comercio de la UE con Canadá (CETA). La firma entre ambas partes llegó tres días después, tras intensas negociaciones con Valonia. La UE quedó en ridículo y volvió a plantearse la cuestión de la capacidad de actuación del bloque.

Gran parte del acuerdo entrará en vigor de forma provisional el próximo año, tras una votación del Parlamento Europeo prevista para principios de febrero. Pero para que el tratado pueda implementarse por completo se necesita todavía la aprobación de numerosos parlamentos nacionales y regionales.

La relación con EEUU

Ningún alto cargo de la UE creía posible que los estadounidenses eligiesen como presidente a Donald Trump. Eso tiene consecuencias. Antes de las elecciones no hubo contactos ni con Trump ni con su equipo, así que hay que establecer esas relaciones ahora. Y las premisas no son las mejores, ya que varios políticos de la UE hablaron con dureza sobre Trump durante la campaña.

Está claro que las relaciones con la UE no encabezan la lista de prioridades del presidente electo. Tampoco se cree que Trump sea rencoroso, ya que sobre todo es un hombre de negocios. Así que consideran que hablará con Bruselas cuando le sea útil.

¿Qué pasará con el tratado de libre comercio (TTIP) que Washington y Bruselas negocian desde hace años? Durante la campaña el candidato republicano no fue explícito al respecto. Pero ya anunció que retirará a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y puede augurarse una política proteccionista.

La crisis de refugiados

El cierre de la ruta de los Balcanes y el acuerdo de refugiados con Turquía frenaron drásticamente la llegada de solicitantes de asilo procedentes de Siria, Afganistán e Irak. En 2015 llegó más de un millón de personas a Europa, mientras que en la primera mitad de 2016 lo hicieron menos de 200.000.

Países como Alemania o Austria no tienen que temer por ahora nuevas oleadas de migrantes, incluso si Turquía diese marcha atrás en su acuerdo con la UE. Se ha difundido la noticia de que es casi imposible llegar a esos lugares a través de Grecia o los Balcanes, así que no tiene sentido que la gente emprenda ese viaje para llegar al norte y centro de Europa. Pero sí preocupa la ruta del Mediterráneo que va de Libia a Italia, ya que sería impensable devolver a los migrantes a ese país, sumido en un conflicto civil.

La situación económica de Grecia e Italia

2016 fue el primer año de los últimos en el que no se habló de una posible salida de Grecia del euro. El país recibió nuevos tramos de ayuda financiera y parece que lo peor de la crisis de deuda pasó. Sin embargo, Grecia seguirá necesitando ayuda de sus socios europeos. Hasta 2018 tendrían que llegar a Atenas otros 86.000 millones de euros de un tercer paquete de ayuda, aunque todavía no se sabe si el Fondo Monetario Internacional (FMI) participará y cómo lo hará.

Italia puede reactivarse como foco de inestabilidad. Tras el fracaso del referéndum constitucional y la dimisión de Renzi el país se enfrenta a tiempos difíciles. Dos de sus principales bancos están en apuros y uno de ellos, el Monte dei Paschi di Siena, podría verse obligado a pedir ayuda al Estado.

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