Gland, 10 set (elmundo.cr) – El planeta perdió más de dos tercios de la vida silvestre en menos de 50 años, principalmente debido a la actividad humana, advirtió la13ª edición del informe del Índice Planeta Vivo (IPV) publicado este jueves por la ONG conservacionista, Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), que señala las consecuencias potencialmente nefastas para el hombre ante este colapso; la destrucción de los ecosistemas contribuirá también al surgir de enfermedades zoonóticas como el COVID-19″, alertó el informe.
Entre 1970 y 2016, el 68% de la vida silvestre desapareció, según el IPV, una herramienta de referencia publicada cada dos años por el WWF. Las principales causas de la destrucción de hábitats naturales, son “la deforestación, la agricultura no sostenible y el comercio ilegal de fauna selvática, responsables también de la difusión de epidemias”.
La actividad humana degradó además tres cuartas partes de las tierras y el 40% de los océanos, provocando el dramático descenso de las poblaciones de plantas, con un riesgo de extinción comparable al de los mamíferos y más alto que el de las aves, junto al súbito y reciente descenso de las poblaciones de insectos.
En los últimos 50 años, “nuestro mundo se ha transformado por una explosión del comercio mundial, el consumo y el crecimiento de la población humana”, dice el informe. Pero estos cambios, especialmente la deforestación con fines agrícolas, “han tenido un gran impacto en la naturaleza” y la humanidad ahora excede su “presupuesto biológico” cada año, consumiendo más que la capacidad regenerativa de la Tierra.
Además están los efectos del calentamiento global, que modifican los hábitats naturales y ponen “hasta un 20% de las especies silvestres en peligro de extinción para finales del siglo”; especies como los murciélagos frugívoros o “zorros voladores”, entre los murciélagos más grandes del mundo, cuyas poblaciones están muriendo en Australia debido a las recurrentes sequías y olas de calor.
Las pérdidas ascienden al 84% para las especies de agua dulce (peces, aves, anfibios, mamíferos, etc.); algunas regiones están pagando un precio particularmente alto: los trópicos de América Central y América Latina han sufrido un colapso del 94%.
“En medio de la pandemia, ahora es más importante que nunca poner en marcha una acción mundial coordinada y sin precedentes para detener y comenzar a revertir la pérdida de biodiversidad para finales de esta década. Nuestra propia supervivencia depende cada vez más de ella”, señaló Marco Lambertini, director general de WWF Internacional.
El IPV realizado en colaboración con la Zoological Society of London, indica que los factores considerados capaces de aumentar la vulnerabilidad del planeta ante las pandemias, como el cambio del uso del suelo y el uso y comercio de fauna selvática, son los mismos que determinaron el derrumbe de las poblaciones de especies de vertebrados.
En particular las especies en vías de extinción analizadas incluyen al gorila de llanura oriental, cuyo número en el Parque Nacional Kahuzi-Biega (República Democrática del Congo) tuvo una baja estimada del 87% entre 1994 y 2015 sobre todo debido a la caza ilegal, y el papagayo gris en el sudoeste de Ghana (cuyo número disminuyó hasta 99% entre 1992 y 2014 por las trampas usadas para el comercio de aves silvestres y la pérdida de hábitat).
Junto a las estadísticas alarmantes, sin embargo, hay ejemplos de algunos casos que muestran -dice el WWF- “el potencial de lo que podemos obtener con una acción inmediata, colectiva y decidida”. Es el caso de las poblaciones de algunas especies como el tiburón de aleta negra del arrecife (Carcharhinus melanopterus) en el Ashmore Reef en Australia occidental, o el castor europeo (Castor fiber) de Polonia, o las de tigres y pandas, que aumentaron globalmente (salvo algunas poblaciones globales en fuerte riesgo).
El IPV 2020 se lanza a pocos días del 75º período de sesiones la Asamblea General de las Naciones Unidas, que dará comienzo el 15 de septiembre y en la que los líderes mundiales deberán examinar los progresos alcanzados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la agenda 2030, el Acuerdo de París sobre el clima y la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD).
“El Índice Planeta Vivo es una de las mediciones más completas de la biodiversidad global”, afirmó el doctor Andrew Terry, director de conservación de la Zoological Society of London. “Una baja promedio del 68% en los últimos 50 años es catastrófica y una clara prueba del daño que la actividad humana está causando a la naturaleza, afirmó.