Por María Prieto (dpa)
Baden-Baden (Alemania), 18 mar (dpa) – Bajo el lema “Otro mundo es posible”, unas 250 personas secundaron este mediodía una protesta en la ciudad de Baden-Baden, en el sur de Alemania, donde hoy culmina la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20.
Empañada por un tiempo desapacible con la lluvia como protagonista, la manifestación convocada por el movimiento “NoG20” buscaba imponerse a la agenda oficial de un encuentro multilateral que desde sus horas iniciales se centró en superar las diferencias en política comercial de las principales potencias económicas del mundo.
Así, mientras el debate de puertas adentro giraba en torno a la tendencia al aislamiento del nuevo Gobierno de Estados Unidos, en las calles de Baden-Baden los activistas ponían el foco en la necesidad de limitar el poder de los mercados financieros y en la importancia de acabar con los paraísos fiscales y la maximización de beneficios.
“Me parece importante dejar claro que no puede ser que los hombres y mujeres más poderosos del mundo se reúnan para no asumir las consecuencias de las políticas irresponsables que han llevado a cabo durante años”, indicaba una profesora de música que viajó expresamente este sábado desde la ciudad de Tubinga, situada a unos cien kilómetros de Baden-Baden, para participar en la manifestación.
Pertrechados con pancartas en las que se podía leer “Solidaridad para todos en vez de aislacionismo y austeridad” y “Regulación de los mercados financieros”, los activistas no escondían su decepción por la baja asistencia a la convocatoria, a la que se esperaba que acudieran un millar de participantes.
“Me hubiese gustado que hubiese más gente pero estoy convencida de que hay muchas personas que nos apoyan y que hoy no han venido”, apuntó una de las participantes.
Por su parte, Kerstin Sack, portavoz de Attac, una asociación internacional que promueve el control democrático de los mercados financieros, criticó la laxitud de los países más ricos del mundo con los poderes económicos.
“Todavía no se han regulado los mercados financieros y creemos que hay que avanzar en la erradicación de paraísos fiscales porque las grandes empresas deberían pagar los mismos impuestos que todos pagamos”, recalcó Sack.
La de este sábado es la segunda jornada de protesta que convocan activistas de diferentes organizaciones.
Ya el viernes, en la ciudad alemana conocida por su tradición termal y por albergar el casino más antiguo del país, cerca de un centenar de activistas participaron en un acto de protesta a favor de la condonación de la deuda de los países en desarrollo.
Los asistentes a la manifestación alertaron de que los niveles de endeudamiento de algunas naciones son insostenibles y suponen un yugo que les impide avanzar.
“La deuda va a asfixiar a estos países”, apuntó Mara Liebel, miembro de la Erlassjahr.de”, la mayor alianza alemana de activistas a favor del desarrollo y la cooperación en el mundo.
“Pedimos al G20 que reconozca la amenaza de nuevas crisis de deuda soberana en países en vías de desarrollo”, indicaron algunos de los participantes, quienes insistieron también en la necesidad de crear un sistema que pueda resolver rápidamente un endeudamiento peligroso de los países.
Las protestas se llevaron a cabo entre grandes medidas de seguridad.
Centenares de policías fueron desplegados en la pequeña ciudad de Baden-Baden donde se dieron cita más de 60 delegaciones que incluían tanto a los ministros de Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G20, como a otros países invitados y a organismos económicos como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.
El G20, cuya presidencia rotativa anual ejerce Alemania desde el pasado diciembre y al que pertenecen la Unión Europea y 19 países industrializados y emergentes, es un foro de cooperación de países que juntos representan dos tercios de la población mundial y tres cuartas partes del comercio mundial.
Este encuentro sirve de preparación para la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G20 que se celebrará los días 7 y 8 de julio en Hamburgo, también en Alemania, y a la que se espera acuda el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.