Kabul, 9 mar (elmundo.cr) – El día de ayer varios individuos vestidos de doctores se aproximaron a un hospital militar en Kabul, Afganistán y, tras detonar un vehículo conducido por un suicida en la puerta del edificio, entraron armados con granadas, metralletas y explosivos adosados al cuerpo y empezaron a disparar indiscriminadamente contra los pacientes y personal médico.
Para cuando las fuerzas de seguridad afganas pusieron fin al asalto, los atacantes habían asesinado ya al menos a 30 personas, según informes preliminares.
La Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán (UNAMA) condenó enérgicamente el atentado, calificándolo de cobarde y afirmando que refleja la rechazo a los principios más básicos del ser humano.
En un comunicado, la jefa en funciones de la UNAMA, Pernille Kardel, se refirió al ataque como un crimen atroz y llamó a identificar y enjuiciar a los responsables.
El grupo terrorista ISIS se adjudicó la autoría de los hechos.
“Esta atrocidad muestra cómo la violencia inconcebible atenta una y otra vez contra el deseo del pueblo afgano de construir un futuro de paz”, apuntó.
No obstante, agregó Kardel, esa voluntad continúa viva y cuenta con el apoyo del sistema de la ONU para seguir adelante hasta materializarla.
La UNAMA subrayó que los ataques a hospitales, al personal de salud y el asesinato de civiles o de personas que no formen parte activa de las hostilidades, así sean militares, violan las leyes humanitarias internacionales y constituyen crímenes de guerra.
La Misión de la ONU también urgió a todas las partes del conflicto a respetar a los trabajadores y las instalaciones sanitarias, según los dispone la legislación internacional.