Por Ana María Pomi (dpa)
Brasilia, 15 sep (dpa) – El reciente anuncio del gobierno de Dilma Rousseff de recortar gastos y aumentar impuestos como forma de buscar una salida a la crisis económica que afecta a Brasil mantiene hoy al país sumido en un interrogante de respuesta esquiva: ¿Se trata del despunte de una solución o es un peligroso tiro por la culata?
“El paquete suena como epitafio de la crisis”, tituló una columna de opinión el analista del diario “Folha de Sao Paulo” Igor Giellow, al comentar la propuesta de recortar para el año que viene unos 6.753,2 millones de dólares en gastos y recaudar mediante el aumento de impuestos unos 9.000 millones de dólares extras.
Si aumento de impuestos y recorte de gastos son medidas difíciles de defender para cualquier gobierno, la idea pasa a tener tintes dramáticos en la situación en la que se encuentra el de Dilma Rousseff, a quien apoya solo el ocho por ciento de la población y cuya salida defiende el 66 por ciento, según sondeos divulgados a comienzos de agosto.
Para complicar las cosas, los “remedios amargos” deben ser aprobados por el Congreso, el mismo que ha aplicado una derrota tras otra a un Ejecutivo debilitado políticamente y bombardeado por las crecientes denuncias de corrupción que salpican a funcionarios del primer escalón.
“Es virtualmente imposible que el gobierno consiga aprobar en el Congreso en tres meses, como dijo el ministro de Hacienda (Joaquim Levy), las diversas medidas presentadas que dependen de los parlamentarios”, constató Giellow.
El analista pone énfasis en la reactivación del “impuesto al cheque” (CPMF), contra el cual ya se manifestaron en un anterior intento por reflotarlo -a la postre frustrado- amplios sectores del Legislativo y de la sociedad.
“Una cosa es presentar un ‘paquete de maldades’ en nombre de la salvación nacional, cuando uno tiene apoyo popular y político para eso. La gestión Dilma Rousseff, para todos los efectos, no existe como ente funcional. El paquete suena como epitafio de una crisis, salvo algún milagro insondable”, enfatiza.
El sombrío panorama comienza a confirmarse si se observan las primeras reacciones a la propuesta, con la que se busca revertir el creciente deterioro económico del país, que la semana pasada perdió el grado inversor por parte de la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s.
“Los nuevos recortes anunciados por el gobierno alcanzarán de lleno a los aliados que podrían defender a Rousseff de la amenaza de destitución”, constata el analista de “Folha” Bernardo Mello Franco.
El analista cita al senador del Partido de los Trabajadores (PT) Lindbergh Farias, quien criticó con dureza lo que llamó el “paquete de maldades” del gobierno.
“El gobierno volvió a disparar contra nuestra base (de apoyo). Dilma está disparando contra quienes pueden ir a la calle a defender su mandato”, lamentó el senador.
También el presidente del PT, Rui Falcao, no comulgó de manera plena con la propuesta: “Como ya dije antes, más ingresos y menos recortes. Y éstos, cuando se hagan, no deben sacrificar a los que precisan de la políticas públicas, ni recaer sobre las conquistas de los trabajadores y el pueblo”, afirmó.
Al conocer que uno de los bloqueos de gastos previstos en la propuesta es aplazar de febrero a agosto de 2016 el reajuste salarial de su sector, los funcionarios públicos ya avisaron que iniciarán huelgas para presionar al Congreso a rechazar al medida.
Otro sector que condenó la propuesta gubernamental fue el del empresariado, que consideró escaso el corte de gastos e “injustificable” el aumento de tributos.
“El gobierno no recortó en la carne. Lo que hubo fue falta de transparencia y una transferencia (de la factura) para la sociedad”, expresó el presidente de la poderosa federación industrial de Sao Paulo, Paulo Skaf.
En apoyo al gobierno, un grupo de diputados aliados entregaron hoy a la presidenta un documento en el que defienden su permanencia en el cargo y critican el Movimiento Parlamentario Pro Impeachment, creado la semana pasada por opositores que defienden su destitución.
No obstante, según la agencia oficial de noticias ABR, el diputado oficialista Leonardo Picciani, uno de los firmantes del documento, admitió que la votación del paquete económico es “un tema espinoso”, aunque consideró que el Parlamento no puede eludir la responsabilidad de buscar salidas para la crisis económica.
Un asesor de la Presidencia, citado por “Folha”, sintetizó la situación: “Quedamos en el peor de los mundos. Perdimos el grado de inversión (…) y ahora también el apoyo del pueblo”.