A sus 23 años, Indira Rawat ya está familiarizada con los ritmos de la migración estacional. Cada invierno, su marido, Man Bahadur Rawat, de 25 años, dejaba su hogar en Raralihi, una aldea aislada del distrito de Jumla, en la provincia de Karnali (Nepal), para buscar trabajo temporal en la India.
La agricultura por sí sola no bastaba para cubrir los gastos de la familia, especialmente cuando el agua se iba volviendo más escasa, y el clima, más impredecible. Mientras él estaba fuera, Indira se ocupaba de la casa y de las pequeñas parcelas de frijoles, hortalizas y manzanas, que siguen siendo su principal fuente de alimentos e ingresos. Ella vive en la aldea con sus dos hijos pequeños y su suegra. Todas las mañanas su hijo de cuatro años va andando a una escuela cercana, mientras que su hija de tres años, demasiado pequeña para ir a la escuela, se queda en casa.
Raralihi se encuentra en una de las zonas montañosas más secas y sensibles al clima de Nepal, y los recientes cambios en los patrones meteorológicos han hecho que la agricultura se vuelva cada vez más difícil. La irregularidad de las lluvias monzónicas ha hecho que aumente la oxidación de los frijoles y disminuyan los rendimientos. Con el descenso de las nevadas, se han reducido las horas de frío que precisan los manzanos, lo que ha hecho que disminuya la producción de esta fruta. La mayor calidez de los veranos ha traído consigo nuevas plagas, como trips y gusanos telarañosos, que afectan a los huertos y campos de hortalizas sedientos de agua.
Ante esta realidad, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se asoció con el Centro de Investigación y Desarrollo Rural Integrado de Karnali (KIRDARC) para ayudar a que los agricultores se adaptasen a estas condiciones climáticas cada vez más duras e impredecibles mediante capacitaciones prácticas de base comunitaria en el ámbito de las escuelas de campo para agricultores.
Cuando el proyecto de la FAO y el KIRDARC comenzó a ponerse en práctica en su comunidad, Indira vio la oportunidad de fortalecer su granja y depender menos de los ingresos que ganaba su marido en el extranjero. De este modo, se unió a la escuela de campo para agricultores para aprender prácticas resilientes al clima.
En las sesiones de capacitación práctica aprendió a preparar compost y a usar biofertilizantes y bioplaguicidas como Jholmal y otras soluciones a base de margosa, así como a familiarizarse con la función de los microorganismos beneficiosos y con las técnicas mejoradas de gestión de los huertos de manzanos. Indira también introdujo cambios más pequeños pero significativos, como transformar las malezas en compost durante la estación húmeda y sembrar las hortalizas en hileras para mejorar el espaciamiento y el crecimiento.
Estas nuevas habilidades permitieron a Indira reforzar su huerto, aumentar la producción de hortalizas y disminuir la dependencia de su familia de la migración estacional.
El grupo formado en la escuela de campo para agricultores está integrado por 25 miembros (12 hombres y 13 mujeres) e Indira ejerce la función de secretaria. Este cargo le dio la posibilidad de tener más influencia en los debates del grupo, aunque la adopción de nuevos métodos al principio generó tensiones en su hogar. Cuando comenzó a espaciar correctamente las plantas hortícolas, los miembros de su familia le dijeron que estaba desperdiciando tierra. Cuando aplicó a un solo manzano los 50 kilos de estiércol de granja recomendados, le preguntaron por qué debía aplicarse tanto fertilizante a un solo árbol en lugar de a todo el campo.
Con el tiempo, los beneficios hablaron por sí solos. La técnica de rodear las plantas con abono ayudó a retener la humedad del suelo y a fortalecer la salud de los árboles, lo que hizo que mejorara la producción de manzanas. Los biofertilizantes y los bioplaguicidas sirvieron para controlar las enfermedades y las plagas de insectos tanto en las hortalizas como en los huertos. Muchas de estas prácticas se reprodujeron posteriormente en actividades agrícolas en grupo, en las que los miembros trabajaron juntos para preparar el compost y aplicar la dosificación de abono recomendada.
Sin embargo, llegar a los mercados sigue requiriendo un gran esfuerzo físico. Los agricultores transportan a pie hortalizas y manzanas en cestas de bambú denominadas doko por senderos empinados para llegar a los mercados de Raralihi y Nagma. Aun así, el aumento de la producción y de los ingresos ha supuesto un gran cambio. Indira ha podido invertir en la educación de sus hijos, cubrir las necesidades diarias de su hogar y ahorrar gracias a un grupo de la aldea que se estableció con el apoyo del proyecto.
La mayor solidez de la base agrícola ha comenzado a cambiar el patrón migratorio de su marido. En los últimos años, se ha marchado más tarde para terminar la capacitación en poda de manzanos, y regresa antes para ayudar con el cultivo de hortalizas, el cuidado del huerto y la comercialización. A medida que van aumentando los ingresos agrícolas de la familia, el tiempo que pasa en el extranjero comienza a disminuir gradualmente.
Pero las dificultades no han desaparecido. La escasez de agua limita el riego durante las sequías. La fragmentación de las tierras dificulta la agricultura a gran escala. Las precipitaciones irregulares y las plagas incipientes siguen afectando a los rendimientos. Gestionar las responsabilidades agrícolas, el hogar y ocuparse de los niños pequeños cuando su marido no está supone una gran presión para Indira.
Aun así, se mantiene firme. Su objetivo es ampliar la producción de hortalizas, seguir utilizando técnicas resilientes al clima y lograr una mayor estabilidad para su familia. Quiere que sus hijos puedan ir a una buena escuela e imagina un futuro en el que su marido pueda quedarse más tiempo en casa y trabajar con ella.
Gracias a la capacitación práctica, al compromiso local y al apoyo de la FAO y el KIRDARC, las familias están fortaleciendo sus medios de vida en las tierras altas de Nepal y reduciendo las presiones que impulsan a las personas a emigrar.
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: https://www.fao.org/newsroom/