Nueva guía de la FAO destaca relevancia de derechos de tenencia en el Congreso Mundial de Agroforestería

Montpellier, 20 may (elmundo.cr) – “La agroforestería no es una ‘tierra de nadie’ entre la silvicultura y la agricultura y debería recibir apoyo político específico”, afirmó hoy la Directora General Adjunta de la FAO, responsable de Clima y Recursos Naturales, María Helena Semedo.

“La agroforestería puede ayudar a diversificar y sostener la producción (alimentaria) y proporcionar beneficios sociales, económicos y ambientales vitales para los usuarios de la tierra a todas las escalas”, dijo en su discurso de apertura en el IV Congreso Mundial de Agroforestería en Montpellier, Francia.

“Agroforestería” es un término utilizado para definir los sistemas y tecnologías de uso de la tierra donde las plantas perennes leñosas (árboles, arbustos, palmas, bambúes y similares) se usan de forma deliberada en las mismas parcelas en las que hay cultivos agrícolas o ganado, de forma que aprovechen y canalicen las sinergias ecológicas.

El enfoque está generando interés en todo el mundo debido a su capacidad para capturar carbono y mitigar el cambio climático, además de ampliar la sostenibilidad social, económica y ambiental del desarrollo rural.

La FAO promueve los distintos roles potenciales de la agroforestería, dijo Semedo, citando varios ejemplos de distintos proyectos: en zonas de Nepal que se enfrentan a la emigración; iniciativas para mejorar la salud del suelo y la conservación del agua en las regiones propensas a la sequía de Guatemala y Honduras; o para introducir árboles frutales en plantaciones de madera en la República de Kirguistán.

El uso deliberado de árboles en sistemas de tierras agrícolas de uso mixto también puede contribuir de forma sustancial a la conservación de la biodiversidad.

“Los sistemas agroforestales tradicionales contienen entre el 50 y el 80 por ciento de la diversidad de especies de plantas que se encuentran en bosques naturales comparables”, dijo Semedo al dirigirse al Congreso, al que asisten más de 1 200 profesionales, investigadores, estudiantes y líderes empresariales y civiles de más de 100 países.

El aumento de la adopción de buenas prácticas agroforestales es el objetivo de iniciativas como la Década de la ONU para la Agricultura Familiar, así como de los esfuerzos para fomentar las transiciones agroecológicas, afirmó Semedo. Coincidiendo con el Día Mundial de la Abeja, Semedo señaló que los árboles también benefician a los insectos polinizadores, lo que lleva a un aumento de la productividad de las explotaciones agrícolas de hasta un 24 por ciento.

“La FAO está lista para apoyar los esfuerzos de los Estados miembros para garantizar la integración real de la agroforesteria en sus marcos de políticas agrícolas con el fin de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, dijo.

Árboles y tenencia de la tierra

Si bien la cuestión de la tenencia segura de la tierra es importante en todos los sectores agrícolas del mundo, es de particular importancia para las iniciativas agroforestales, ya que los árboles a menudo tardan años en madurar.

“Los derechos de tenencia de la tierra son vitales”, dijo Semedo al señalar una publicación de la FAO presentada en el Congreso para ofrecer orientación a los responsables de políticas, a los administradores de programas y a los agricultores, que pretende promover la adopción de la agroforestería.

Según la guía, “hay pocas historias de éxito agroforestal en un contexto incierto de tenencia de la tierra”.

La publicación, producida con la colaboración de World Agroforestry (ICRAF, por sus siglas en inglés), revisa una serie de estudios de casos sobre cómo se pueden diseñar los programas. Incluye uno en Uganda donde a los agricultores se les pagó el valor de la madera por no talar árboles de madera, lo que llevó a una disminución de las tasas de locales de deforestación.

Sin embargo, con frecuencia, las ambigüedades de tenencia impiden el progreso. Por ejemplo, en algunos sistemas consuetudinarios en el África subsahariana, plantar árboles puede servir como un medio para reclamar tierras, lo que puede provocar abusos de poder y también incitar a algunas personas a abstenerse de plantar árboles para evitar conflictos. A veces, los derechos a la producción de un árbol se diferencian, y se distribuye la corteza, la fruta y la madera a distintas partes, lo que puede restringir la inversión de los pequeños agricultores, que no obtendrán el beneficio de su trabajo, o propiciar la plantación de especies inadecuadas de árboles.

Hasta un 70 por ciento de la tierra en muchos países en desarrollo no está protegida por un sistema de administración de tierras. En su lugar, se opera a través de complejos sistemas tradicionales que deben entenderse en los contextos locales. Tales reglas locales a menudo tienen un impacto adverso en las mujeres, quienes pueden enfrentarse a tabúes culturales por cultivar ciertos tipos de árboles o se les puede prohibir plantar, si hacerlo implica una reclamación de propiedad.

La FAO ha ofrecido información y recomendaciones sólidas sobre los derechos de tenencia en general con las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional y una gran cantidad de publicaciones relacionadas.

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