Managua, 12 nov (VOA) – La emergencia que vive la población del Caribe Norte de Nicaragua tras el paso del huracán Eta no ha terminado. Epidemiólogos y expertos de salud consultados por la Voz de América advierten de posibles brotes de enfermedades a causa del fenómeno natural.
El doctor Leonel Argüello, director de Higiene y Epidemiología del Ministerio de Salud de Nicaragua, dijo que pasado el huracán, las condiciones medioambientales son propicias para la contaminación total, por lo que podrían darse brotes de varias enfermedades.
“Por ejemplo los pozos se contaminan con las aguas con heces de las letrinas. La primera dificultad es el acceso a agua segura, por lo tanto, las enfermedades gastrointestinales, entre ellas la diarrea y los vómitos, son frecuentes; la falta de higiene también contribuye al incremento de enfermedades y de las infecciones respiratorias, entre ellas el COVID-19”, explicó Argüello a la VOA.
En un recorrido de este medio por varias comunidades impactadas, los lugareños denunciaron que muchos estaban con manifestaciones de enfermedades como diarrea y vómito, sobre todo los menores de edad. Esto, según ellos, por la falta de agua potable y condiciones básicas para sobrevivir, pese a que ha transcurrido una semana del paso de Eta por la zona.
Brenda More, habitante de El Muelle, intenta sellar una letrina colapsada por el huracán. More dice que ha hecho sus necesidades fisiológicas a la intemperie porque no hay condiciones básicas.
“Ahorita los niños ya están afectados con diarrea, con fiebre, calentura, así estamos ahorita, estamos pidiendo a las autoridades que nos ayuden más”.
El epidemiólogo Argüello explica que entre los posibles riesgos están el surgimiento de infecciones en la piel por la humedad existente, propicias a la aparición de hongos. Además advierte de posibles brotes de leptospirosis y COVID-19 debido al hacinamiento que hay en algunos albergues y en las mismas comunidades donde las personas se aglomeran para poder reconstruir sus viviendas.
Argüello recomienda que se apoye con urgencia a estos pobladores con agua potable.
“Urge maximizar la medida de higiene, especialmente lavado de manos, separar al menos tres metros a las personas que están enfermas con infecciones respiratorias, utilizar mascarilla, careta facial, lavado de manos con agua y jabón por más de 40 segundos”, aconsejó.
Por otro lado, el salubrista Carlos Hernández explica a la VOA la importancia de mantener controles epidemiológicos en los albergues, pues desde antes del impacto del huracán se había reportado un incremento de más del 100% de casos de malaria, por ejemplo.
“Debería haber servicios de controles epidemiológicos en los albergues, no observamos eso, entonces la situación la vemos muy, pero muy riesgosa”, lamenta Hernández.
El experto recomienda que los pobladores utilicen mosquiteros para evitar la propagación de la malaria o el dengue que repuntaron antes del paso del huracán Eta.
“Por ejemplo, la malaria es muy peligrosa y crece no solo en números, hace dos semanas estaba en un crecimiento de más del 170% en comparación con el año pasado”, dijo..
Según Argüello, al detectar a una persona enferma, para darle tratamiento deben separarla de otra que tenga fiebre y luego debe investigarse si es malaria o COVID-19.
Ministerio de Salud
Por su parte, el Ministerio de Salud (Minsa) dio a conocer una serie de medidas para la población. La ministra de Salud, Martha Reyes, hizo recomendaciones como evitar andar sin zapatos en aguas estancadas, donde uno podría herirse o contraer enfermedades como la leptospirosis.
El ministerio señaló también que las personas con síntomas de fiebre, diarreas, vómitos, dolor de garganta o dificultad para respirar “deben acudir inmediatamente a la unidad de salud más cercana”.
Eta tocó tierra en el Caribe de Nicaragua el pasado 3 de noviembre como huracán de categoría 4, causando destrozos a su paso en una de las zonas más pobres del país.
De acuerdo con un informe preliminar del gobierno, casi dos millones de personas estuvieron expuestas al huracán, principalmente de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, Triángulo Minero, Nueva Segovia, Jinotega y Chinandega.
Eta destruyó además 1.890 viviendas y causó daños parciales a otras 8.000. La cuantificación preliminar de los estragos es de 172 millones de dólares.