Washington, 15 sep (dpa) – Un centenar de mujeres inmigrantes inició hoy un caminata desde un centro de detención de Pensilvania hasta Washington con el objetivo de ver la próxima semana al papa Francisco, que esperan que sea la voz de los inmigrantes en el Congreso de Estados Unidos.
Cien mujeres recorrerán durante nueve días los 160 kilómetros que separan el centro de detención de York (Pensilvania) de la capital estadounidense.
Las inmigrantes tienen previsto recorrer 24 kilómetros al día. Al final de la caminata tienen planeado realizar una vigilia el próximo 22 de septiembre delante de la Casa Blanca.
“El papa Francisco ha dicho que la globalización de la inmigración requiere una globalización de la caridad y la cooperación”, recordó Juana Flores, ex monja y codirectiva de la organización Mujeres Unidas y Activas de San Francisco.
“Las palabras del papa son un bálsamo para nosotros en una época llena de sufrimiento. Queremos dar la bienvenida al papa en Washington mientras él anima a los líderes mundiales a reflejar compasión en sus acciones” hacia los refugiados e inmigrantes, añadió Andrea Cristina Mercado, co-presidenta de la organización We Belong Together y una de las organizadoras de la marcha.
El papa Francisco, que visitará Estados Unidos del 22 al 27 de septiembre, se convertirá el próximo 24 de septiembre en el primer pontífice en hablar ante el Congreso de Estados Unidos en una sesión conjunta de sus dos cámaras. Un día antes será recibido por el presidente Barack Obama en la Casa Blanca.
La reforma migratoria, aprobada por el Senado en junio de 2013, murió el verano de 2014 en la Cámara de Representantes, ante la negativa de los republicanos de someterla a un voto en la cámara baja.
Ante la falta de acción por parte del Congreso, Obama anunció en noviembre decretos migratorios. Estos decretos se encuentran bloqueados desde febrero por un juez de Texas. Los tribunales deberán decidir si el presidente se excedió o no en su poder ejecutivo a la hora de conceder papeles temporales a unos cinco millones de indocumentados de los 11 millones que viven actualmente en Estados Unidos, como sostienen los republicanos.
