Por Yuriko Wahl-Immel (dpa)
Colonia/Berlín, 24 nov (dpa) – Amira se dirige a la guardería infantil para retirar a su hija cuando un hombre la insulta, le grita “perra terrorista” y vuelca el cochecito de bebés.
“Varias personas fueron testigos cercanos, pero no intervinieron”, dice la mujer, de 30 años, en la ciudad alemana de Colonia. “El ataque fue aterrador, como también el hecho de que no hubo valor cívico”, expresa.
Amira nació y creció en Alemania, es investigadora sobre racismo, segura de sí misma, lleva velo islámico.
Desde el ataque de la organización terrorista Hamás a Israel el 7 de octubre, afirma la mujer, el clima se ha vuelto duro y hostil para muchas personas “marcadas como musulmanas” por su apariencia y, por ello, son agredidas.
Una abogada, de 29 años y que creció en Berlín, relata experiencias similares. Dice que es insultada, acosada y que ya no se siente segura.
El Consejo Central de Musulmanes (ZMD, por sus siglas en alemán) y la asociación islámica Ditib hablan de una sospecha generalizada y se quejan de ataques a musulmanes y mezquitas.
Amira y muchos de sus conocidos lo sienten claramente así en su vida cotidiana. “Se percibe en la sociedad un cambio de tono racista”, describe.
Conoce a varias personas “etiquetadas como musulmanas” que perdieron su trabajo en las últimas semanas “porque de alguna manera hicieron declaraciones favorables a los palestinos”.
Muchos musulmanes sienten que se repite la situación que padecieron luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, explica Yasemin El Menouar, experta en religión de la Fundación Bertelsmann.
“También entonces se ejerció presión y se pidió a los musulmanes de Alemania que se posicionaran”, señala.
El Menouar sostiene que, en el conjunto de la población, el foco sobre los musulmanes se desplaza ahora como acto reflejo hacia sus supuestos países de origen, como si fueran sus representantes y prácticamente corresponsables de los acontecimientos y acciones que allí se producen. “Estoy experimentando una gran frustración”, reconoce.
El director del Consejo Central de Musulmanes, Aiman Mazyek, informa que niños y adolescentes de las comunidades musulmanes se sienten estigmatizados en las escuelas.
Mazyek dice que en algunos casos se llevaron a cabo “pruebas de actitud” en las escuelas. En estas pruebas, explica, se preguntó a los alumnos de origen musulmán sobre sus posiciones acerca del conflicto del Cercano Oriente y Hamás.
También se intentó averiguar la actitud de los padres, lo cual -sostiene- resulta inaceptable. Y lo deja en claro: “El antisemitismo es un pecado en el Islam”.
En Alemania viven 5,5 millones de musulmanes, con un número especialmente elevado en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el centro-oeste alemán.
Según El Menouar, durante mucho tiempo ha habido un gran escepticismo hacia los musulmanes y su religión. “El Islam se ve menos como una religión y más como algo cercano al islamismo y al terrorismo. Se supone que los musulmanes aceptan el extremismo y el terrorismo de base religiosa”.
Las asociaciones islámicas condenaron reiteradamente el terrorismo de Hamás, abogaron con vehemencia por una vida judía segura y, sin embargo, son puestas en la picota una y otra vez, critica el académico experto en el Islam Jörn Thielmann.
Thielmann cree que los musulmanes más jóvenes, en particular, pueden sufrir consecuencias a largo plazo si se sienten estigmatizados y ofendidos y son etiquetados erróneamente como “partidarios o simpatizantes del terrorismo”.
Dirk Halm, del Centro de Estudios Turcos, habla de una división social que se expresa “en un antisemitismo cada vez más flagrante, pero también en la hostilidad hacia los musulmanes”.
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, organizó recientemente una mesa redonda para promover la coexistencia pacífica sin antisemitismo ni hostilidad hacia los musulmanes.
El Menouar sabe que entre los musulmanes también hay actitudes radicales y antisemitismo relacionado con Israel. “En Alemania hay antisemitismo en toda la sociedad y también es un problema en la comunidad musulmana. Señalar solo a este grupo sería un error y llevaría a una mayor división”, dice.
La experta de la Fundación Bertelsmann señala que algunos mítines son hábilmente instrumentalizados por los islamistas para sus propios fines.
Thielmann añade que también se escucharon eslóganes islamistas de parte de musulmanes y que se saludaron ruidosamente los atentados de Hamás. “Las organizaciones islámicas de Alemania están adoptando una postura estricta contra esto”, subraya.
La abogada berlinesa, de origen palestino, afirma que los ataques verbales, las agresiones y el ser etiquetado resulta desgastante. Alemania es su hogar, dice. Pero, “de hecho, estoy pensando seriamente en abandonar el país y emigrar por primera vez. Y no soy solo yo”.