Hiroshima, 11 abr (dpa) – Los ministros de Asuntos Exteriores de las siete naciones más industrializadas del mundo, el G7, se reunieron ayer en la ciudad japonesa de Hiroshima con el objetivo, entre otros, de promover el desarme nuclear.
Japón, el país anfitrión, aspira al objetivo de un mundo sin armas nucleares (“Global Zero”) y el lugar elegido para la reunión no podía estar más cargado de significado, pues fue en Hiroshima donde Estados Unidos hizo estallar hace 70 años la primera bomba nuclear.
El ministro de Asuntos Exteiores japonés, Fumio Kishida, dijo al inicio de la cita que de este encuentro debía surgir “un fuerte mensaje para un mundo sin armas nucleares”.
Pero durante el encuentro también se tratarán otros temas de actualidad como los conflictos en Siria y Ucrania, así como la lucha contra el terrorismo islamista.
El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, no asistió, ya que llegó con retraso debido a un fallo técnico en su avión. Steinmeier se encontraba en la ciudad china de Changsha, la escala previa de su gira por Asia. No obstante, el ministro alemán espera poder asistir al encuentro mañana, el último día de la reunión.
El lunes, los ministros del G7 acudirán al monumento que recuerda a los más de 297.000 muertos en la bomba nuclear de Hiroshima. Por primera vez participará el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, hasta la fecha el dignatario estadounidense de mayor rango que asiste en una ceremonia de estas características.
Antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G7 a fines de mayo en la localidad japonesa de Shima se especula con la posibilidad de que también el presidente estadounidense Barack Obama visite Hiroshima.
Al margen de las reuniones oficiales también se conversa sobre un posible regreso de Rusia al grupo de las grandes naciones industrializadas. Steinmeier dijo al respecto: “Me gustaría que el G7 no quedase permenentemente en ese formato, sino que creásemos las condiciones para que se regresara al G8”. Sin embargo también apuntó: “Pero este año todavía no será”. Canadá y Reino Unido son los que más se resisten a ello, aunque también Estados Unidos.
Tras la anexión de la península ucraniana de Crimea, Rusia fue excluida del G8, que regresó a su formato original, el de las siete naciones más industrializadas.
Una de las premisas básicas para que Rusia regrese es que Rusia contribuyese a solucionar el conflicto en Ucrania, dijo Steinmeier. Además, Moscú tiene que desempeñar un “papel constructivo” y duradero en las negociaciones de paz para Siria.
“Queda demostrado que ninguno de los grandes conflictos internacionales se puede solucionar sin Rusia”, dijo el político alemán. Y en relación a Siria añadió: “A lo largo del año veremos si Rusia mantiene ese papel constructivo. Entonces discutiremos en el G7 cuándo será posible el regreso y qué condiciones tiene que cumplir para ello”, señaló.
Además de Japón, que este año es el anfitrión, al G7 pertenecen Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia.
La próxima cumbre del G7 tendrá lugar en mayo en la localidad japonesa de Shima. El año próximo el país anfitrión será Italia.
Japón, el único país asiático del grupo, intenta además movilizar a las naciones occidentales a implicarse más en los conflictos con China en el mar de China.
Naciones de la región como Vietnam y Filipinas también tienen diferendos con el gobierno de Pekín. En la declaración final sin embargo es probable que no se mencione a la república comunista.
Antes, Pekín había instado al G7 a abstenerse de pronunciarse sobre el polémico asunto. El sábado, el ministro chino de Asuntos Exteriores Wang Yi dijo a su homólogo británico Philip Hammond en Pekín que esperaba que Reino Unido “adoptase una postura objetiva y justa” sobre las diferentes disputas en el mar de China, y “que no tomase partido”.
China enfrenta cada vez más críticas por las disputas territoriales con naciones vecinas debido a su política expansionista que topa con los reclamos de otros países en la región.
