Damasco, 3 ene (dpa) – La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, pidió hoy redoblar los esfuerzos internacionales para hacer justicia a las víctimas del régimen de Bashar al-Asad en Siria, tras visitar la célebre prisión de Sednaya.
Durante una visita a la prisión cercana a Damasco, la política verde reconoció la imposibilidad de devolver las vidas de las víctimas que murieron allí. “Pero todos podemos contribuir como comunidad internacional a garantizar que se haga justicia”, contrapuso.
Baerbock visitó la prisión junto a su homólogo francés, Jean-Noël Barrot, y fue informada sobre las condiciones actuales del centro por representantes de la organización siria de defensa civil Cascos Blancos.
La ministra recordó que Alemania y la Unión Europea (UE) han apoyado en los últimos años a organizaciones como los Cascos Blancos y a la ONU en la recogida de pruebas para garantizar la justicia y el esclarecimiento de los hechos.
“Eso es exactamente lo que queremos continuar”, comentó. “Por eso estamos aquí, entre otras cosas, para dejar claro que cuando se trata de reunir pruebas, hacer justicia e investigar estos terribles crímenes también estamos al lado de la gente en Siria”.
“El horror de algunos lugares es simplemente inimaginable”, dijo Baerbock, expresando su conmoción durante su visita. “Pero la gente ha pasado por un infierno aquí, cerca de Damasco, la capital siria. Fueron asesinados con métodos inimaginables en un mundo civilizado”, expresó.
Los Cascos Blancos mostraron a Baerbock y Barrot las cámaras de tortura, incluida la tristemente célebre prensa de acero que se dice que se utilizó para aplastar a la gente. Baerbock agradeció su trabajo a la organización de defensa civil, por haber dejado claro “que el régimen de Al-Asad es un régimen de tortura inhumano que no debe normalizarse”.
Sednaya es probablemente la prisión militar más conocida de la época del régimen de Bashar al-Asad, derrocado a principios de diciembre. Popularmente se la conocía por el nombre de “el matadero”.
Previamente, a su llegada a Damasco, Baerbock declaró: “Un nuevo comienzo político es posible entre Europa y Siria, entre Alemania y Siria”.
El requisito previo, precisó, es que todos los sirios, mujeres y hombres, con independencia de su grupo étnico o religioso, tengan un lugar en el proceso político, vean sus derechos garantizados y reciban protección.
En su visita a Damasco, que se produce casi un mes después de que una alianza rebelde derrocara a Al-Asad, Baerbock estará acompañada por su homólogo francés, Jean-Nöel Barrot, y ambos conversarán en nombre de la Unión Europea (UE).
La ministra alemana destacó que los derechos de las mujeres y las minorías deben ser protegidos y “no deben verse socavados por retrasos excesivos antes de las elecciones o por medidas para islamizar los sistemas de justicia o educación”.
El líder del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y jefe de Gobierno de facto, Ahmed al-Shara, declaró recientemente que podrían pasar unos tres años antes de que se presente un nuevo proyecto de Constitución y otro año antes de las elecciones.
Tras más de diez años de guerra civil, el país árabe está fragmentado y dividido en grupos sectarios. Incluso tras la caída de Al-Asad, milicias hostiles luchan todavía por el poder interno.
“Sabemos de dónde viene ideológicamente el HTS, lo que ha hecho en el pasado”, comentó Baerbock, quien sin embargo añadió que también existe un deseo de moderación y entendimiento con otros actores importantes. Como ejemplo positivo, citó el inicio de conversaciones con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una alianza militar de mayoría kurda.
HTS surgió del Frente Al-Nusra, una rama de la red terrorista Al-Qaeda, aunque posteriormente se escindió tanto de ella como de la organización terrorista Estado Islámico (EI). Pese a ello, sigue habiendo informes de que la cúpula de HTS mantiene contactos con Al-Qaeda.
En referencia a esa posibilidad, Baerbock declaró: “Seguiremos juzgando al HTS por sus actos. A pesar de todo el escepticismo, no debemos perder la oportunidad de apoyar al pueblo de Siria en esta importante encrucijada”.
Tras casi 14 años de guerra civil, amplias zonas de Siria han quedado destruidas y contaminadas por minas terrestres y otros artefactos. El país carece de mano de obra y trabajadores cualificados, y su moneda ha perdido más del 90 % de su valor desde 2020, producto del colapso de su economía. Más de 16 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria.
Es probable que las conversaciones de Baerbock en Damasco se centren también en el retorno de los refugiados sirios desde Alemania, algo de lo que es partidario el gobierno de transición sirio.
Según el Ministerio alemán del Interior, unos 975.000 sirios viven actualmente en el país europeo. La mayoría de ellos llegaron desde 2015 como consecuencia de la guerra civil.