Maher Dallah coge una tabla de madera y la acerca con cuidado a los dientes de la sierra de cinta, la corta del tamaño adecuado y luego la pasa por una lijadora para desbastar los bordes ásperos. El aroma a madera recién cortada flota en su taller.
A continuación, encola, grapa y sujeta con abrazaderas las piezas, formando así las secciones de las colmenas que construye para ganarse la vida.
“Construyo y reparo distintas clases de colmenas, y también fabrico accesorios para colmenas, como cazapólenes, aislantes y demás”, dice Maher, un joven de 33 años que vive en Ar‑Rastan, localidad de la provincia de Homs, en la República Árabe Siria.
Abejas en la sangre
Maher estaba ya familiarizado con las abejas y las colmenas cuando empezó a dedicarse a esta actividad empresarial.
“Al principio era carpintero. Mi abuelo construía colmenas tradicionales con arcilla y me enseñó a hacerlo. Siempre me han gustado las abejas y la apicultura”, explica.
Con la ayuda del programa de la FAO titulado Nabta (“semillero” en árabe), Maher sacó provecho de sus aptitudes como carpintero. El programa Nabta, aplicado en el marco del Programa de Apoyo a Pequeños Agricultores, que financia la Unión Europea, es el principal programa de capacitación de la FAO destinado al emprendimiento agropecuario. A través del programa Nabta, la FAO apoya las iniciativas de emprendimiento de los jóvenes en la agricultura y la ganadería y los sectores conexos. Los participantes reciben cursos de capacitación general sobre el sector agropecuario y gestión empresarial.
Invertir en los jóvenes es esencial para garantizar el futuro del sector agropecuario del país, así como los medios de vida de estos jóvenes y la seguridad alimentaria de sus comunidades. A través del programa Nabta, la FAO ha ayudado en total a unos 2 000 beneficiarios en las provincias de Homs, Alepo, Deir ez-Zor y Al-Hasaka, prestando asistencia a jóvenes para poner en marcha prometedoras empresas en zonas rurales.
En 2021, se beneficiaron de este programa especializado puesto en práctica en Ar-Rastan 500 jóvenes sirios, que recibieron la primera etapa de capacitación. Posteriormente, los 150 mejores candidatos fueron seleccionados para transformar sus ideas en empresas y pasaron a la siguiente etapa de capacitación más avanzada del programa Nabta. Al final, 34 de ellos recibieron una donación para apoyar sus proyectos.
Entre ellos se encontraba Maher, cuya propuesta para el montaje, reparación y venta de colmenas de madera y accesorios para apicultores fue aceptada por un grupo de expertos de la FAO. Recibió capacitación, asistencia financiera y asesoramiento para la puesta en marcha de una pequeña empresa.
“Durante mi etapa de capacitación con el programa Nabta, mi propuesta se centró en la construcción de colmenas, porque quería seguir con lo que aprendí de niño y mantener vivo el oficio en la familia”, afirma Maher. Tenía ya un modesto taller, pero no iba bien. El proyecto de la FAO le proporcionó capacitación y madera de alta calidad, con lo que pudo empezar a producir colmenas más robustas.
Tras recibir ese apoyo de la FAO, Maher consiguió quintuplicar la capacidad de su taller en menos de un año y acceder a nuevos clientes en las provincias de Homs y Hama. Como resultado de ello, ahora gana más dinero, que reinvierte en su negocio y utiliza para mantener a su familia.
“Mi experiencia con el programa Nabta fue muy provechosa. Aprendí cómo debía gestionar mi proyecto, qué aptitudes necesitaba adquirir, dónde podía vender mis productos, cómo se calculaban los beneficios y las pérdidas, qué debía hacer para contentar al cliente y cómo podía acceder a nuevos mercados”, dice Maher.
De constructor de colmenas a apicultor
Las aptitudes y la seguridad en sí mismo que Maher adquirió gracias al programa Nabta lo ayudaron a ampliar su negocio cuando la oportunidad se le presentó inesperadamente en forma de trueque.
“Uno de mis clientes, un comerciante de abejas, me propuso pagarme con abejas”, cuenta Maher. “Así pude empezar mi negocio de apicultura al lado de mi taller. En verano hay menos demanda de colmenas, así que la producción de miel me ayudará a mantener unos ingresos estables todo el año.”
Es posible que la producción de colmenas y miel continúe en la familia, ya que parece que los hijos comparten la pasión del padre.
“A mis cuatro hijos les entusiasma la apicultura. El menor siempre muestra curiosidad por las abejas y disfruta ayudándome a cuidarlas. Lo más importante es que los ingresos adicionales obtenidos con la miel me ayudarán a cubrir los gastos de los colegios”, dice.
Maher reconoce que la capacitación proporcionada por el programa Nabta fue lo que le permitió emprender este nuevo proyecto.
“Ahora esta es mi profesión, y seguiré haciendo productos de calidad para conservar mi reputación, con lo que atraeré a más clientes y podré dar de comer a mi familia”, añade Maher. “Tengo la intención de ampliar mi negocio para llegar a otras provincias”.
Maher es uno de los jóvenes que, gracias a las actividades de capacitación del programa Nabta, constituirán la próxima generación de emprendedores agropecuarios sirios. Dando a conocer a las comunidades los últimos avances en el sector y las maneras de establecer empresas agropecuarias, el programa tiene por objeto atraer a más personas a este ámbito lleno de oportunidades e inculcar actitudes más positivas en las mentes de los jóvenes con respecto a este sector floreciente y vital de la economía.
La historia y las fotos relacionadas se pueden encontrar en: https://www.fao.org/fao-