Reportaje

Los prototipos del muro fronterizo están listos, pero pocos creen que pueda funcionar

Por Ron Nixon

San Diego, 30 oct (NYT)  — El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos develó la semana pasada varios prototipos para el muro fronterizo con México que, según dijeron, representan el primer paso para cumplir con el plan del presidente Donald Trump de construir una barda a lo largo de los más de 3000 kilómetros.

Los funcionarios del departamento declararon que pondrían a prueba los modelos en los próximos meses para determinar cuál funciona mejor para detener la migración ilegal y el narcotráfico en la zona fronteriza.

“Los prototipos son sumamente importantes para el futuro de la seguridad en la frontera”, dijo Ronald Vitiello, el vicecomisionado en funciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP, por su sigla en inglés), bajo la cual trabaja la Patrulla Fronteriza. Vitiello dijo que los muros son clave para los esfuerzos de la agencia de proteger la zona.

Mientras Vitiello daba sus declaraciones al lado de los prototipos, que fueron erigidos junto a vallas que ya existen en la zona limítrofe de San Diego, algunos policías mexicanos estaban viendo desde el otro lado. Antes de hablar, Vitiello se acercó a darles la mano.

Pese al espectáculo, los prototipos están lejos de ser el muro fronterizo “físicamente imponente” y “estéticamente atractivo” que prometió Trump durante la campaña y que ordenó construir poco después de asumir el cargo. Por ahora, la visión del presidente estadounidense sigue siendo una aspiración.

Para empezar, el Congreso de Estados Unidos no ha apartado fondos para ese fin; el Departamento de Seguridad Nacional recurrió a dinero de otros programas para costear los prototipos. El comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes votó a favor de una medida que destinaría 10.000 millones de dólares a la construcción, pero los senadores demócratas han prometido bloquear cualquier esfuerzo presupuestario para el muro.

El gobierno también tendría que expropiar o confiscar las tierras de muchos habitantes a lo largo de la frontera, especialmente en Texas, a través de las cuales colinda la mayoría de los 3000 kilómetros. Alrededor del 95 por ciento de la tierra texana es de propiedad privada y, según algunos estimados, se necesitaría tomar el control de cientos de parcelas para construir ahí.

En 2008, cuando el Departamento de Seguridad Nacional intentó construir una valla fronteriza en el valle del río Bravo, al sur de Texas, terminó enfrentándose a más de 300 amparos en tribunales. Decenas de esos casos siguen pendientes.

“¿Acaso no funcionarían mejor y costarían menos otras opciones antes que un muro de 20.000 millones de dólares?”.

La mayoría de los representantes y legisladores de Texas, incluidos los republicanos, también se han pronunciado en contra del muro.

Will Hurd, uno de los críticos más vocales del Partido Republicano en Texas, dijo que es la manera más costosa y menos efectiva de resguardar la frontera.

“Deberíamos utilizar el dinero que usaríamos en muros fronterizos para invertir en tecnologías como sensores, cámaras y otras cosas, que cuestan una fracción de ese dinero”, dijo Hurd.

Sin embargo, grupos como el Center for Immigration Studies, que respalda que haya más límites a la inmigración hacia Estados Unidos, ven el muro como un elemento clave dentro de los esfuerzos de Trump de proteger la frontera y asegura que la barda frenaría el flujo de drogas.

El mismo Trump ha hecho declaraciones en esa línea, al afirmar que el muro detendría a los migrantes que cruzan de manera ilegal y a organizaciones criminales como la MS-13.

Pero expertos en migración y seguridad nacional recalcan que un muro fronterizo no serviría de mucho. Dicen que los que están a favor de la valla ignoran que hay muchas dinámicas en constante flujo cuando se trata de inmigración ilegal y destacan los avances en la tecnología que ya utilizan agentes y la Patrulla Fronteriza.

“Tenemos una imagen mucho más completa de lo que está sucediendo en la frontera de la que habíamos tenido hasta ahora”, dijo Doris Meissner, la principal encargada de inmigración durante el gobierno de Bill Clinton e investigadora sénior del Migration Policy Institute en Washington, D. C.

“Aunque tener un muro o barrera en algunas áreas sería útil, intentar construir una a lo largo de toda la frontera sería un desperdicio, por toda la tecnología que tenemos y cómo ha cambiado la migración ilegal”, añadió.

“Un muro es un símbolo poderoso, sin importar si realmente hace algo”.

La mayoría de las personas que viven sin documentos en Estados Unidos o están ahí de manera ilegal sencillamente se quedaron más tiempo del permitido por sus visas, en vez de haber ingresado por una vía ilegal, de acuerdo con los datos. El 66 por ciento de la población sin documentos en 2014 era personas que sobregiraron sus visas, según la información más reciente, publicada por el Center for Migration Studies en marzo.

Los expertos migratorios también han notado que una gran cantidad de personas detenidas en la frontera no fueron capturadas por oficiales de la Patrulla Fronteriza o al intentar evadir la seguridad; se acercaron a los agentes y se entregaron en busca de asilo.

“Para ponerlo de la manera más burda: las bardas fronterizas nunca van a detener la inmigración porque un muro o una valla no puede detener a quienes cruzan”, dijo David J. Bier, analista del Instituto Cato. “Obviamente, cualquier obstáculo al paso reducirá en un margen las entradas. Pero ¿acaso no funcionarían mejor y costarían menos otras opciones antes que un muro de 20.000 millones de dólares?”.

Según la Administración para el Control de Drogas, la gran mayoría de las drogas que son contrabandeadas hacia Estados Unidos se pasan a través de puestos fronterizos y de ingreso, escondidas en vehículos o portadas por individuos.

Agentes y exfuncionarios de la CBP reconocieron que un muro fronterizo por sí solo no detendría ni la migración por vías ilegales ni el paso de drogas. Pero dicen que es un componente importante de un “enfoque de varias capas” para resguardar la frontera, junto con oficiales en patrullaje y la tecnología de drones, sensores y más.

“Un muro erigido por sí solo no se encargará del trabajo”, dijo David Aguilar, excomisionado en funciones de la CBP durante el gobierno de Barack Obama. “Pero es una parte esencial de un sistema de seguridad adecuadamente diseñado y utilizado”.

Los muros y otros tipos de estructuras impiden los cruces ilegales y le dan a la Patrulla Fronteriza más tiempo de reaccionar antes de que quienes cruzan se suban a vehículos o lleguen a una ciudad, dijo Vitiello, el vicecomisionado en funciones.

“El que necesiten escalar una barrera o elijan un lugar de la frontera para cruzar posiblemente cambie sus cálculos y le da a nuestros agentes el tiempo de hacer un arresto”, dijo.

El uso de vallas fronterizas ha aumentado en todo el mundo, según investigaciones de Elisabeth Vallet, directora del Centro para Estudios Gepolíticos de la Universidad de Québec, en Montreal. Hay alrededor de 70 muros fronterizos en comparación con los menos de 20 que había en 2005. Desde hace dos años países tan diversos como Austria, Hungría, Kenia, Arabia Saudita y Túnez han anunciado que erigirán tales barreras.

Pero su efectividad en comparación a otras tecnologías es mixta, según un análisis del Migration Policy Institute. Un reporte de la oficina de rendición de cuentas del gobierno estadounidense (Government Accountability Office), realizado este año, halló que la CBP no había desarrollado sistemas para determinar cómo las bardas habían contribuido a que hubiera o no más seguridad. La oficina también hizo notar que aunque las detenciones en la frontera han disminuido en zonas con barreras deben tomarse en cuenta otros factores como la demografía, el terreno, la geografía, la tecnología y la cantidad de agentes de la Patrulla Fronteriza.

Aunque los muros fronterizos no detienen la inmigración por vías ilegales, empujan a la gente a cruzar por áreas más remotas y peligrosas, como montañas y desiertos, dijo Reece Jones, profesor de geografía de la Universidad de Hawái que ha estudiado bardas en fronteras de todo el mundo.

“Un muro es un símbolo poderoso”, dijo Jones. “Todas las otras cosas en la frontera es más difíciles verlas. Un muro simboliza la acción, sin importar si realmente hace algo. Demuestra que los políticos están haciendo algo para lidiar con lo que han identificado como una amenaza”.

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