Roma, 24 jun (elmundo.cr) – La pandemia del coronavirus motivó a muchos jóvenes italianos a volver a la tierra, una tendencia consolidada con más de 56 mil jóvenes menores de 35 años con empresas agrícolas, con un aumento del + 12% en los últimos cinco años, lo que convierte a Italia en el país con más agricultores jóvenes de la Unión Europea. Las nuevas generaciones incursionan en un sector que factura, en su globalidad, € 538.000 millones anuales y emplea a 3,6 millones de personas.
Estos datos surgen del análisis realizado por la Confederación Nacional de Productores Directos (Coldiretti) con motivo de la entrega del ‘Oscar Green 2020’, el premio a la innovación y la excelencia para empresas que crean desarrollo y trabajan con jóvenes en la implementación de la nueva economía verde.
Los “Oscar Verdes” son un incentivo para que los jóvenes agricultores conjuguen tradición e innovación en la agricultura, se premian las ideas innovadoras e ingeniosas que mejoran el impacto con el medio ambiente. Este año fueron galardonados los jóvenes que crearon pajillas biodegradables, los proyectos de agricultura simbiótica, las nuevas técnicas de cría de animales: desde la recuperación de caballos autóctonos hasta criar alpacas en los Apeninos para terapias con mascotas, entre otros proyectos novedosos.
Dentro de unas semanas el Instituto de Servicios para el Mercado Agroalimentario (ISMEA) un ente público que financia la compra de tierras para la agricultura joven con créditos a bajo interés y a largo plazo (30 años), subastará 386 terrenos entre las 1.709 solicitudes presentadas. El ente cuenta con un presupuesto de € 70 millones para la financiación de este retorno a la tierra.
Stefanio Leporati, presidente de ISMEA, manifestó que “con el Covid-19 el interés ha aumentado porque, con el cierre de las fronteras, hemos entendido la importancia de contar con circuitos de producción que sean 100% italianos”. Además de las solicitudes presentadas, otros 4.000 jóvenes italianos, que ahora perciben lo que se conoce como “renta de ciudadanía”-una especie de sueldo asistencial a fondo perdido- también solicitaron trabajar como agricultores.
“Desde el comienzo de la pandemia hemos recibido una marea de solicitudes de jóvenes que quieren emprender una actividad agrícola”, explica Veronica Barbati, presidente de los jóvenes agricultores, “no se trata de estar en los campos desde la mañana hasta la noche con la pala en mano, sino que la tecnología -riegos, controles a distancia, drones, otros- está dándole la vuelta al sistema de producción”.
Raffaele Borriello, director general de ISMEA, manifestó que su entidad está comprometida a facilitar también servicios a las empresas que desean adoptar las técnicas de la agricultura de precisión, pero que “tal vez no se lo pueden permitir”. Así se consigue, según Borriello, “una mayor producción, un ahorro de los recursos hídricos y energéticos, además de obtener alimentos más saludables”.
«Es necesario invertir en la agricultura, un sector estratégico para hacer que Europa sea más sostenible con una política agrícola sólida, simple y efectiva y con recursos adecuados para permitir que las empresas desempeñen un papel esencial en la protección territorial, en la lucha contra la crisis climática y contra la inestabilidad hidrogeológica en un camino de gran apoyo al Nuevo Acuerdo Verde”, dijo el presidente de Coldiretti, Ettore Prandini, asociación que cuenta con 1.3 millones de afiliados en Italia.
Según Carlo Petrini, fundador y presidente de Slowfood, “el regreso a la tierra es una cuestión política y por lo tanto, se deben tomar las decisiones y las direcciones en ese sentido. Es hora de dar una nueva cara a las políticas alimentarias, haciendo que el Estado cambie la dinámica actualmente dictada por el mercado, permitiendo que las pequeñas y medianas empresas se vuelvan verdaderamente más inteligentes: implementando y promoviendo la innovación, la sostenibilidad y la cooperación”.
