Freinsheim (Alemania), 23 dic (dpa) – Los “pasteles Trump” eran todo un éxito, y, para los turistas, la panadería Trump de la localidad alemana de Freinsheim, fue un motivo fotográfico muy popular, sobre todo durante las elecciones en Estados Unidos, pero ahora parece llegada su hora.
Pronto el nombre del actual presidente estadounidense pasará a la historia en este lugar de la región del Palatinado, en el suroeste alemán, al menos como logotipo de una empresa en un edificio del centro de la ciudad.
A finales de año, el nuevo operador, la panadería de Frankenthal, cerrará esta sucursal.
La antigua propietaria, Ursula Trump, que todavía trabajaba aquí dos días a la semana, está triste. “Es terrible. La decisión nos afectó mucho”, dijo.
Trump consideró que Freinsheim no solo pierde así un negocio tradicional, sino también un imán para el público. “Autobuses llenos de turistas aparcaban al otro lado de la calle y fotografiaban nuestra tienda”, recordó.
Al fin y al cabo, el nombre no era una coincidencia, sino que tenía relación con el presidente estadounidense: “Mi difunto marido era pariente de Donald (Trump) de séptima generación. Lo descubrimos al investigar nuestro árbol genealógico”, explicó la mujer, de 78 años, a la agencia de noticias dpa.
El parentesco no es casual. Al fin y al cabo, el abuelo de Donald Trump, Friedrich, emigró en 1885 desde la localidad vecina de Kallstadt a los Estados Unidos.
Los pasteles Trump: “Fue una locura”
La panadera aprovechó la toma de posesión de 2017 y las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos para hacer publicidad: durante varias semanas, una bandera estadounidense y una foto de Donald Trump adornaron un pastel llamado “Trump-Schnitte”.
A los clientes les gustó mucho. “Fue una locura”, recordó Ursula Trump. Pero el éxito temporal no fue suficiente para garantizar el futuro del negocio a largo plazo.
“Lamentablemente, tuvimos que tomar la decisión comercial de cerrar a finales de año”, dijo Harald Heiss, director general de la cadena Mein Stadtbäcker de la ciudad de Frankenthal.
El empresario explicó que cuando se hizo la adquisición hace un año, se decidió deliberadamente no invertir para esperar a ver cómo evolucionaba el negocio. Además, según relató, a principios de abril, otra panadería reabrió sus puertas en el barrio y hay otro negocio más “que ofrece calorías”. Heiss consideró que eso es demasiado para esta ubicación.
Un pequeño consuelo es que los empleados, entre ellos la nuera de Ursula, Bianca Trump, no fueron despedidos, sino que pueden seguir trabajando en otras sucursales de la empresa.