Pekín, 24 ago (dpa) – Las dudas sobre la economía china hicieron caer hoy las Bolsas asiáticas de manera generalizada, con la de Shanghai a la cabeza, que se desplomó un 8,49 por ciento y cerró en su nivel más bajo en ocho años, con 3.209,91 puntos.
Por su parte, el principal índice japonés, el Nikkei, sufrió el peor retroceso en más de dos años. La situación reveló como inefectivas las masivas intervenciones del gobierno de Pekín desde hace semanas en los mercados, pues las caídas de los últimos días borraron de un plumazo todas las ganancias que se habían producido en lo que va del año.
También Hong Kong se vio afectada, donde el índice Hang Seng bajó un 5,17 por ciento, en tanto que la Bolsa de Taipei en Taiwán perdió un 4,8 por ciento. En India, el Sensex retrocedió un 5,94 por ciento hasta los 25.741,56 puntos, su peor caída desde enero de 2008.
Las principales causas de la ola de ventas son la inseguridad sobre la marcha de la economía global; la preocupación de que China, como motor del crecimiento mundial, vaya más lento de lo previsto; así como la decepción de los inversores que esperaban nuevas inyecciones de fondos públicos por parte de Pekín.
El retroceso en Shanghai fue el peor desde el 27 de febrero de 2007 y se produce tras perder el índice de referencia ya un 11 por ciento la semana pasada.
El índice más pequeño Shenzhen Component cayó a su vez un 7,83 por ciento hasta los 10.970,29 puntos y el tecnológico ChiNext, similar al NASDAQ estadounidense, bajó un 8,08 por ciento hasta los 2.152,61 enteros. Las cotizaciones de casi 2.200 acciones cayeron hasta el máximo de un 10 por ciento que permiten las autoridades, límite tras el cual son retiradas de la negociación. Los inversores hablaron de un “lunes negro” para los mercados.
Los expertos creen que la tendencia podría continuar. “Posiblemente sigan bajando”, señaló a dpa el analista independiente Ye Tan. El índice de Shanghai incluso podría perder la marca de los 3.000 puntos. “El mercado está en cualquier caso en un retroceso continuado”.
Debido a las pérdidas en China y antes del fin de semana también en Wall Street, el índice japonés Nikkei perdió un 4,61 por ciento, 895,15 puntos, hasta terminar la jornada con 18.540,68 enteros. Cayeron todos los valores de la sección principal, aunque los más afectados fueron los bancos, inmobiliarias y el sector del acero. También las automotrices sufrieron: los títulos de Fuji Heavy Industries (Subaru) se desplomaron un 8,4% y los de Mazda un 7,2%.
Al margen de las preocupaciones sobre China hay incertidumbre sobre si -y cuándo- el banco central estadounidense, la Fed, decidirá aumentar las tasas de interés. Aunque en Tokio se esperan ahora compras para aprovechar los bajos precios, el mercado seguirá en una fase de corrección hasta que esté claro cuándo la Fed subirá las tasas, indicaron los expertos.
Con todo, algunos analistas consideran que la caída de hoy en Tokio es exagerada. Los resultados trimestrales de las empresas japonesas fueron buenos, pero ante la caída global los corredores no podían sostener la situación sólo en base a las acciones niponas, indicó Yoshihiko Tabei, de Naito Securities, a la agencia Jiji Press. Al parecer los hedge fonds impulsaron además las pérdidas.
La caída en China continuó pese a que el gobierno había anunciado el fin de semana que permitirá a los fondos de pensiones invertir también en el mercado de acciones, medida que al parecer no fue suficiente para aplacar los temores.
El “Wall Street Journal” publica entretanto que el banco central de China está considerando bajar las reservas mínimas que tienen que tener los bancos para impulsar la coyuntura. La medida no entrará en vigor de inmediato, sino a finales de mes o principios de septiembre. De acuerdo con el diario el capital básico bajaría medio punto para liberar para créditos unos 678.000 millones de yuanes (unos 93.000 millones de euros/106.000 millones de dólares).
Los analistas creen que China tiene dificultades para conseguir su objetivo de crecimiento de alrededor de un 7,0 por ciento para este año, una cifra que ya es de por sí menor a la registrada en los últimos años. Entre las causas se cuentan una caída en las inversiones y en las exportaciones. El producto interno bruto (PIB) chino creció en 2014 un 7,4 por ciento, su nivel anual más bajo en 24 años.