Por Ralf E. Krüger (dpa)
Hannover, 8 ago (dpa) – Su madre le puso el nombre de Angela Merkel en agradecimiento a la canciller alemana. Hoy, la ghanesa Angela Merkel Adé es famosa dentro y fuera del hogar de refugiados de Hannover en el que vive desde que nació.
Angela Merkel se pasa el día bailando. Pero no en la Cancillería en Berlín, sino en un antiguo hospital de Hannover transformado en el mayor hogar para refugiados de la ciudad.
Nació el 2 de febrero de 2015 y, desde entonces, la pequeña africana tiene el ritmo metido en el cuerpo, cuentan los que la conocen. “Siempre que hay música, salta de golpe y muestra lo que sabe hacer”, dice a dpa Nadine Hunkert, de la Cruz Roja.
En el lugar en el que está alojada su familia hay espacio para 800 personas, aunque por ahora sólo viven 700. Su madre, Ophelya Adé, de 27 años, espera que Alemania acepte su petición de asilo y poder mudarse pronto a un apartamento.
Su hermano, Gabriel, de seis años, va al jardín de infancia. Su hermana mayor ya va a la escuela y habla bien alemán. “Los niños aprenden tan rápido idiomas… Es increíble”, apunta Hunkert.
La pequeña Merkel se queda todos los días en el hogar de refugiados, donde la cuidan y juega con otros niños. Ya está empezando a hablar y todo el mundo la conoce por una simpatía y una sonrisa cautivadoras.
Pero Angela Merkel no es una más entre los miles de refugiados en Alemania. El año pasado entraron al país más de un millón y ella es, sin duda, la estrella.
La niña tiene una enorme atención a su alrededor, también mediática. Desde que la prensa la descubrió, el albergue en el que vive está rodeado de periodistas y cámaras. Algo que asusta a los padres.
En un principio lo encontraron sorprendente, pero ahora quieren frenarlo. Sus padres jamás pensaron que serían famosos en Alemania, el país elegido para buscar un destino mejor.
Según explica Hunkert, esa atención dificulta el proceso de integración de la familia. Por eso rechazan todo tipo de entrevistas y se concentran en adaptarse a Alemania.
Angela Merkel Adé tiene todo el futuro por delante. Un futuro que sus padres prevén prometedor. En África occidental, así como en el sur del continente, es tradición poner a los niños nombres de acontecimientos o personalidades, con el deseo de que cuando crezcan, tengan el mismo éxito en la vida.
