Guerra en Medio Oriente

Israel – Hamás: La desinformación convierte el periodismo en arma de guerra

La desinformación mediática en torno al conflicto en Medio Oriente genera preocupación por su impacto en la opinión pública internacional y la normalización del antisemitismo.
El artículo de Dani Lerer, publicado en El Faro de Occidente, advierte sobre un patrón sistemático de cobertura sesgada y falta de rectificación por parte de grandes portales de noticias.

En su artículo de opinión para El Faro de Occidente, el periodista Dani Lerer —licenciado en Ciencias Políticas, consultor político, experto en terrorismo y crimen organizado, periodista y analista internacional— lanza una advertencia clara: el conflicto entre Israel y Hamás no se limita al campo militar. También se libra, con fuerza, en el terreno de la información, donde los medios de comunicación muchas veces se convierten, según él, en “actores activos de una narrativa distorsionada”.

Lerer expone que algunos de los principales portales noticiosos internacionales publicaron, sin verificación ni contraste, que Israel había asesinado a 31 civiles palestinos cerca de un centro de ayuda en Gaza. No obstante, horas más tarde el Ejército israelí divulgó imágenes en las que se observa a terroristas palestinos abriendo fuego en la zona. Pese a esto, no se publicaron rectificaciones ni alertas de actualización.

A juicio de Lerer, este no es un caso aislado. Menciona otras acusaciones infundadas que luego resultaron falsas: ataques a hospitales que en realidad fueron provocados por cohetes fallidos de la Jihad Islámica, imágenes virales de niños heridos que corresponden a Siria en 2016, o señalamientos sobre la hambruna en Gaza sin mención al desvío sistemático de ayuda por parte de Hamás.

El periodismo ha pasado de informar con pruebas a militar ideológicamente. Advierte que existe una doble responsabilidad: la de quienes difunden noticias falsas y la de quienes, al conocer la verdad, deciden callar. “La desinformación, cuando es sistemática, deja de ser un error y se convierte en complicidad.”

Lerer, abiertamente comprometido con la lucha contra el antisemitismo, señala que esta cobertura sesgada no solo distorsiona la realidad, sino que alimenta un ciclo de odio: se legitima el terrorismo, se demoniza a Israel y se deshumaniza a su población. Esta narrativa tiene consecuencias reales en agresiones, discursos de odio y decisiones diplomáticas.

“El periodismo tiene la obligación de incomodar al poder, claro. Pero también tiene el deber de respetar los hechos”, concluye. En una guerra donde las palabras valen tanto como las balas, mentir es también una forma de disparar.

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